El Grupo Residencial Alboraya, Valencia


El Grupo Alboraya, posteriormente llamado Grupo General Franco, se construyó entre 1944 y 1950 en una manzana trapezoidal de la zona de Ensanche, situada cerca del núcleo urbano y junto a las vías del antiguo trenet (hoy Línea T-4 de FGV), cuya compra se había iniciado en 1929. El proyecto finalmente aprobado en 1943, obra de Javier Goerlich Lleó, fragmenta la manzana prevista para dar lugar a dos subunidades, una cerrada y otra semiabierta con dos pequeñas escuelas en su zona central. La edificación, adaptada a los bordes del solar, consta de cinco plantas de uso exclusivamente residencial. Cada núcleo de escaleras da acceso a dos viviendas por planta que responden a seis tipos distintos con superficies entre 76 y 126 m2. Son viviendas funcionales que muestran ya la asimilación de las experiencias centroeuropeas de los años veinte, con dos crujías de profundidad y con todas sus piezas volcadas hacia las calles exteriores o a las zonas ajardinadas interiores. El aspecto exterior, pese a ciertas referencias populistas y ornamentos neocasticistas, es de gran contención y simplicidad formal, con fachadas caracterizadas por la repetición de un número reducido de huecos y la combinación de paños de ladrillo visto con otros revocados y pintados.

Arco de acceso a la calle Bellús

Chaflán de las calles Alboraya y Molinell

El grupo, pasa por ser la primera promoción de viviendas protegidas que llevó a cabo el Ayuntamiento de Valencia después de la contienda bélica. Situado en un solar propiedad municipal entre el camino de Alboraya, las vías del trenet y el brazo de Alegret de la Acequia de Mestalla, contaba además con dos pequeños grupos escolares —uno de niños y otro de niñas— en el interior de su patio de manzana. Fue construido para realojar a los afectados por los derribos de la avenida del Oeste y de la plaza de la Reina, lo que no dejaba ser una operación encubierta de limpieza social que pretendía alejar a las clases menos favorecidas del centro de la ciudad hacia las afueras, a favor de otras de estatus acomodado más acordes con la imagen que se pretendía transmitir con la apertura de las nuevas vías comerciales del centro histórico.

A finales de 1949, ante la inminente entrega de las nuevas viviendas construidas en medio de la huerta del camino de Alboraya, al Ayuntamiento de Valencia le urgía poner nombre, tanto a la calle interior del grupo, como a las que le circundaban. Sin proyecto alguno para la rotulación de calles, uno de los ponentes del negociado de estadística propuso los nombres de cuatro balnearios valencianos, que sin duda, fueron aprobados de inmediato, tanto por la necesidad de rotular esas cuatro calles, como por los momentos que evocaban dichos balnearios y su importancia dentro del ocio de las clases acomodadas. Que eran, dicho sea de paso, las clases que decidían los nombres de las calles y no los futuros vecinos del barrio, que seguramente no habían pisado un balneario en su vida. Así fue como el 25 de noviembre de 1949 el Ayuntamiento de Valencia decidió que la calle interior del grupo de viviendas Generalisimo Franco llevase el nombre de Bellús y las otras calles que lo rodeaban, exceptuando la calle de Alboraya, los de Cofrentes, Benimarfull y Molinell en honor a dichos balnearios valencianos.

Fuentes:
Fotografías originales del autor

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