El Balneario de Las Arenas, Valencia
Las Arenas-Baños de Ola se inauguró en el verano 1838 constituyendo un acontecimiento del que se vanagloriaban las familias de la élite social. Se accedía a aquel complejo privado previo pago y paso por taquilla, contaba con determinados servicios como eran vestuarios, duchas, merendero, restaurante, piscina, espacio de juegos infantiles incluyendo un pequeño circuito de minicars que funcionaban insertando la correspondiente moneda y espacio de playa privada delimitada por vallados de cierre tanto en la cara norte como en la sur. Los bañadores, tan púdicos que no marcaban la silueta, se alquilaban como las toallas y las sábanas inmensas, orladas de cenefa azul, que cuidaban las lavanderas del pabellón para tender rápidamente sin que perdieran el olor a jabón y lejía. Por las tardes, la banda de Pueblo Nuevo del Mar ofrecía conciertos con un programa de mazurcas, pasodobles y preludios de zarzuelas, que puntualmente se anunciaban en la prensa.
El afán de novedad paralelo al desarrollo económico se manifestó en las primeras décadas del novecientos, y levantó dos edificio iguales con referencia a templos griegos, proyectados por F. Iranzo y hoy rehabilitados, reconvertidos en salones de celebraciones. Y todavía aún resultó más comentada la apertura de una sensacional piscina en 1934, de lenguaje racionalista proyectada por el arquitecto Luis Gutierrez Soto, responsabilizándose de las obras Cayetano Borso di Carminati. Fue la primera piscina de Europa que disponía de agua de mar y agua dulce. La Piscina de las Arenas contaba con merendero, restaurante y juegos infantiles, por lo que una familia, tras pasar por taquilla, podía disfrutar de un completo día de asueto, salvaguardándose del calor estival. El proyecto de la piscina consistía en una plataforma de hormigón elevada sobre la cota 0, al objeto de evitar los problemas freáticos que la cercanía al mar pudiera ocasionar, contando la plataforma con espacio de paso, solarium, graderíos, bar y pista de baile. El estilo arquitectónico empleado es el de racionalista o funcionalista, de los que Gutiérrez Soto es uno de los referentes nacionales, conjuga el racionalismo con referencias navales. En su pileta se celebraron en 1935 y 1957 los Campeonatos de España de Natación. En la década de los 60 al derrumbarse el trampolín con bañistas en sus dos plataformas, se produjo el fatal desenlace de sufrir víctimas mortales y otras de mucha gravedad.
Edificio de la piscina, delante del hotel |
De 1936 a 1939, Las Arenas quedó en el olvido y sufrió gran destrucción por un bombardeo, especialmente uno de los soñados templos. Después, con la paz, la piscina marcaría siempre una distancia de clases; su público sería más elegante que el familiar de las fiambreras y la mesa abatible, del balneario. La piscina reunía a las jóvenes de los zapatos topolino o tacón plataforma y a los chicos universitarios. Afortunadamente, el tiempo fue eclipsando guardias a caballo celosos de la moral en la indumentaria; habitaciones privadas o generales para despojarse de la ropa y separación de sexos. Aparecieron los futbolines, el teatro guiñol para la gente menuda, los patinetes y los discos solicitados en lo que fuera antigua cabina cinematográfica, aunque se respetaban con silencio, por atención a la siesta, las primeras horas de la tarde.
Uno de los templetes griegos |
En las décadas de la posguerra dejó de instalar el pabellón lacustre de tabloncillos de madera blanca y azul, levantado sobre columnas de piedra y hierro, con clara referencia modernista, que proyectó el pintor decorador Carlos Cotina Beltrán. Se inauguró en 1922. El pabellón en cuestión se montaba y desmontaba cada temporada, y fue construido con estructura de madera y con vallas de tablones que lo cerraban a ambos lados a modo de barandillas. Aquella magnífica construcción, “de quita y pon”, estaba pintada en blanco y con detalles en azul, formando una especie de cruz anclada que el mar bañaba. Fue un amplio café en sus últimos tiempos, atendido por camareros con corbata de pajarita sobre camisa blanca, que servían café granizado, leche merengada y “el nacional” (mantecado con café). Un gran temporal lo deterioró gravemente y jamás se volvió a restaurar. Por culpa de aquel temporal quedaron sus restos esparcidos, de los cuales solo sobrevivieron sus pilares, y que tras años todavía montados, finalmente fueron retirados
Con la decadencia se cerraron las dependencias para las curas termales en el Partenón que no fue bombardeado; y en las columnas la pintura de azulete se desconchaba ocasionando manchas blancas que dejaban entrever algunas letras, algunas cifras, algún viejo corazón grabado con navaja. Se vislumbraba el fin del Balneario; cerró sus puertas en 1993.
La Piscina de las Arenas se encontraba situada en los que hoy es uno de los grandes hoteles de lujo en Valencia, el hotel Las Arenas. Hoy en día, las piscinas, modificadas respecto a la creación original de Gutiérrez Soto, aparecen integradas en el hotel Las Arenas, junto a las construcciones neoclásicas que funcionan como salones de celebraciones y convenciones. El proyecto, obra de los arquitectos Nebot, Alfaro y Amorrortu, toma como base el modelo arquitectónico de los pabellones que albergaron el antiguo balneario y ha procedido a la reconstrucción de lo que aún quedaba en pie. La zona hotelera está constituida por una nueva edificación organizada en nueve niveles y formada por tres módulos adosados en planta con forma de U abierta hacia la playa. El conjunto de edificios del hotel, se hallan distribuidos en el interior de una parcela ajardinada de más de 20.000 m2 que alberga el conjunto de especies del antiguo balneario (palmeras, tamarindos, jacarandas, etc.) con más de 100 años de antigüedad.
Fuentes:
Fotografías originales del autor
Existia otro trampolín,en la parte oeste de la piscina actual,mucho mas alto y de tubos.
ResponderEliminarQue fué el que se derrumbó,habiendo bastantes muertos?.O,me engaña la memoria.