La Finca Roja, Valencia


La Finca Roja es un edificio residencial construido en 1933 sobre una manzana delimitada por el ensanche de Mora de la ciudad de Valencia, que recae a la calle Jesús. En el momento de su construcción, toda la zona que rodeaba al edificio era huerta y no estaba urbanizada. Es por ello que, puesto que en esa época la ciudad terminaba a la altura de la plaza de San Agustín, el edificio se encontraba bastante aislado. Influenciada por el concepto de manzana del Plan Cerdá, es paradigma de la incorporación de los grupos de viviendas obreras a los trazados y características del ensanche burgués. 

Este conjunto de 378 viviendas parte de un concepto unitario. Presentado en 1929 en el concurso de la naciente Caja de Previsión Social del Reino de Valencia, este concurso estaba destinado a la construcción de viviendas para sus trabajadores, acogiéndose a la ley de Casas Baratas de 1925. Enrique Viedma Vidal diseña un conjunto dotado de patio interior penetrable desde el exterior a través de pasajes y desde las cajas de escaleras, disponiendo así éstas de doble acceso.

Fachada exterior

Miradores

Los bajos comerciales abren a este patio, aunque actualmente están prácticamente sin uso. A la calle recaen viviendas en planta baja, reservando el patio interior para uso de los vecinos en un intento socializador. El programa de las viviendas consta de tres dormitorios, cocina, baño y salón-comedor. El lenguaje expresionista es este edificio utiliza el ladrillo rojo visto, cuidadosamente aparejado, introduce variaciones en los elementos ornamentales, que no son de piedra, sino que se sustituyen por elementos cerámicos, que en unos casos son vidriados y de color verde y en otros del mismo aspecto que el ladrillo. La piedra es utilizada con mesura únicamente en los remates de los torreones y en los vierteaguas de las ventanas. Se utiliza la persiana americana, siendo éste uno de los primeros edificios de su época que las incorporan. El edificio se construyó sobre un solar de 15.251 metros cuadrados. No se empezó a habitar hasta 1935.

En 1969, basándose en la solidez del edificio, se proyectó elevar en todo el perímetro dos pisos más y la creación de un aparcamiento subterráneo. El plan no prosperó y la finca pudo conservar su estructura original.

El inmueble ha sufrido diversas intervenciones, muchas de ellas particulares, que han modificado el interior de las viviendas para adaptar los hogares a la vida moderna. Otras actuaciones, de carácter comunitario, se destinaron a reparar desperfectos ornamentales, así como para mantener impermeabilizadas las cubiertas. El poco de rigor en el mantenimiento, provocó una falta de uniformidad en el uso de materiales, encontrando cerámica vidriada de distintos tonos de verde y sustituciones de piezas mal acabadas.

Con el fin de llevar a cabo una reforma integral y de carácter unificador, los vecinos solicitaron una subvención a la Administración alegando el pretexto de conservar el edificio, catalogado como bien de interés local. El coste fue de unos cuatro millones de euros, de los que el 80% fue financiado por el gobierno.

Los trabajos se iniciaron en otoño de 2009 y se prolongaron hasta inicios de 2011, con la gestión de la empresa Actuaciones Urbanísticas Municipales (Aumsa), tras el estudio llevado a cabo por la firma de arquitectos Vetges Tu i Mediterrània SLP. Las obras de restauración se centraron en la rehabilitación de los elementos comunes del edificio más dañados: todas las cubiertas; fachadas interiores y exteriores; patios de luces; elementos decorativos; carpintería de madera de zaguanes y torreones; instalaciones de cubierta; eliminación de elementos impropios; desvanes; desmontaje y eliminación de antiguos depósitos de agua en los torreones y reparación de patologías puntuales en elementos estructurales.

Uno de los accesos desde la calle
Torreón

La Finca Roja se compone de una planta baja y cinco plantas altas. Para su construcción se utilizó hormigón armado, tanto en cimentación como en la estructura. Las cubiertas de teja son de doble pendiente y se localizan en el contorno exterior del edificio, por encima de la última cornisa. La vertiente visible desde la calle es muy pronunciada, prácticamente vertical. Las cubiertas de azulejos, toman forma abovedada y se encuentran sobre los miradores de la fachada exterior, así como en las terminaciones de los torreones. Sus ladrillos de cerámica vidriada son de color verde y contrastan con el ladrillo rojo de la fachada. En la parte superior, la fachada exterior se eleva por encima de la cornisa, siguiendo el mismo ritmo que los miradores, en lo que corresponde a una planta abuhardillada destinada a trasteros y a la vivienda del portero. En cada chaflán se levanta una pareja de torreones, ideados como depósitos de agua, aunque nunca llegaron a cumplir esa función. Las ventanas son de forma rectangular, a excepción de las de la última planta, que adquieren forma de arco de medio punto, apariencia que también toman los huecos de los portales Las fachadas incluyen algunas piezas prefabricadas de hormigón armado o de piedra artificial, decoradas en los dinteles y lisas en los vierteaguas. Otros elementos ornamentales están realizados en terracota.

Fuentes:
Fotografías originales del autor

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