El sarcófago de Blasco Ibáñez



Blasco Ibáñez murió en el exilio en 1928, en la localidad francesa de Menton. En 1933 sus restos fueron trasladados a València después de la proclamación de la Segunda República Española cumpliéndose así un deseo expresado en 1921 en su última visita a su ciudad. El 29 de octubre de 1933 la ciudad se echó a la calle para recibir en procesión cívica, encabezada por el gobierno de la República, el féretro del ilustre novelista y político, que fue llevado a hombros por los pescadores del Grau.

Blasco fue enterrado en un nicho común del cementerio civil de València (dentro de las actuales instalaciones del Cementerio General). El Ayuntamiento de València encargó en 1935 el sarcófago a Mariano Benlliure, que a su vez fue concebido para un mausoleo que diseñó el arquitecto Javier Goerlich Lleó, por encargo del Ayuntamiento de València y que nunca llegó a concluirse por el estallido de la Guerra Civil. De todo el conjunto se construyó el cuerpo principal y se decoraron dos de los nichos laterales, uno con escenas de Los cuatro jinetes del Apocalipsis y otro con el de los Argonautas. El temor a que los restos fueran profanados llevó al gobierno a optar por trasladarlos a un nicho del cementerio civil, donde descansan desde entonces, pues la construcción acabó siendo derribada. El plan quedó completamente abortado y el sarcófago acabó refugiado en el Museo de Bellas Artes, salvo el periodo de 17 años en el que estuvo en el Museu del Carme con motivo de la exposición «Mariano Benlliure y Joaquín Sorolla. Centenario de un homenaje». 

Tumba de Blasco Ibáñez en el cementerio civil de Valencia

En 1998 se presentó la restauración, dirigida por Enriqueta Cebrián, de la pieza que reproduce en latón la figura del escritor y representa los personajes de sus novelas sobre un zócalo de mármol.


El sarcófago en su ubicación actual

En abril de 2021 el Ayuntamiento de València traslada el sarcófago de Vicente Blasco Ibáñez al Cementerio General, donde puede verse en el vestíbulo principal del mismo. La estructura en la que descansa el sarcófago no es la histórica, que se perdió. Por ello se ha configurado una nueva que reproduce el diseño que en 1935 ideó Benlliure y, hasta el granito del que está formada, ha intentando imitar al original.

Fuentes:
Fotografías originales del autor

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