El Jardín de las Hespérides, Valencia
Situado junto al Jardín Botánico, incluye una colección de cítricos compuesta por 50 variedades diferentes, acompañada por esculturas de la mitología griega obra del escultor húngaro Miklos Pàlfy y juegos de agua. Fue premiado en el año 1999-2000 por el Colegio Oficial de Arquitectos de Valencia. A través de una gran puerta de hormigón, que tiene un texto evocador del mito, accedes al interior del Jardín de las Hespérides que se propone como un espacio cerrado, un hortus conclusus donde el relato mitológico ha servido de hilo argumental y se ha interpretado por medio de diferentes especies vegetales y esculturas, que representan a Hércules, a la metamorfosis de las ninfas en árbol, y a la diosa Venus-Afrodita protectora de los jardines y huertos.
En la mitología griega, las Hespérides eran las ninfas de los árboles frutales. Cuidaban de un inmenso jardín que se localizaba en cerca de la cordillera del Atlas en el norte de África. Con motivo de la boda entre Hera y Zeus, Gea-Tierra, habia regalado a la diosa como presente nupcial, unas manzanas de oro que Hera encontró maravillosas. Las plantó en su jardín y confió la custodia de las manzanas y del árbol que las producía a Ladón, un dragón inmortal de cien cabezas. Y también encargó su cuidado a las Hespérides, tres ninfas del atardecer, Egle, Eritia y Hespertusa (Resplandeciente, Roja y Aretusa de Poniente), nombres que recuerdan los matices del cielo cuando el Sol va hacia el ocaso. Este fue el último de los trabajos que Hércules debía superar, robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Tras vencer al dragón, que fue transportado al cielo convertido en la constelación de la serpiente, se apoderó de las manzanas de oro y las Hespérides, desesperadas se transformaron en árboles: olmo, sauce y álamo. Así las veremos en el jardín.
El frondoso perfil del Botánico constituye un fondo excepcional y hacia él se dirigen las vistas más generales del jardín. Las pantallas de cipreses alineados perpendicularmente al Botánico enfatizan todavía más esa perspectiva, a la vez que fragmentan las vistas interiores, mutiplicando los espacios que se van personalizando con la vegetación de cada uno de los sectores.
Frente a ellos, en una serie de plataformas escalonadas, la plantación de cítricos, organizados en andenes lineales, que permiten la observación de sus características. En el centro, estructurando el jardín, una generosa explanada donde confluye la escenografía mitológica y la colección de cítricos. Todos los elementos simbólicos se recogen mediante representación escultórica o las especies arbóreas de la metamorfosis de las ninfas.
El agua, tan pronto es compañera del paseo por los andenes en forma de acequia, como se convierte en suave murmullo de la fuente-serpiente, que se abalanza sobre el estanque de oscuro fondo de la constelación en que aquélla se metamorfoseó después del robo de las frutas de oro.
En los lados opuestos, una pequeña fuente en la que Afrodita, protectora de los jardines, se refleja y una pérgola que acoge al visitante entre acantos y bouganvilleas. Fue inaugurado en el año 2000 y sus autores son la ingeniero técnico agrícola María Teresa Santamaría y los arquitectos Antonio Gallud, Carlos Campos y Miguel del Rey.
Fuentes:
Fotografías originales del autor,
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