El estadio Nou Mestalla, Valencia


La construcción se inició en el año 2007 pero se encuentra paralizada por tiempo indefinido desde febrero de 2009 sin fecha de reanudación de las obras ni de finalización. El proyecto del nuevo estadio fue promovido por el presidente y máximo accionista del club entre los años 2004 y 2008, Juan Bautista Soler Fue presentado en 2006 por el entonces presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, y la entonces alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá. La financiación del proyecto iba a correr a cargo íntegramente por parte el club gracias a un crédito de Bancaja y a la supuesta próxima venta de las parcelas del viejo Mestalla. El 1 de agosto de 2007 comenzaron las obras en el solar situado en la moderna avenida de las Cortes Valencianas.


Fue diseñado inicialmente por el arquitecto Marck Fenwick con una capacidad para 75.100 espectadores y para poder albergar competiciones de atletismo, requisito propuesto por el Ayuntamiento de Valencia. Tendría 3.500 plazas de aparcamiento, zona de ocio, un museo sobre la historia del club, diferentes zonas VIP y un auditorio para asambleas y reuniones.

En 2009 el club se ve inmerso en una deuda económica de 547 millones de euros,​ la mayoría de los cuales a la entidad Bancaja, y se ve obligado a anunciar la paralización de las obras.​ La idea inicial de Juan Bautista Soler era la de financiar la construcción con la venta de las parcelas del viejo Mestalla, pero la crisis inmobiliaria española iniciada en 2008 imposibilitó la viabilidad de vender las parcelas al precio inicialmente estimado. 

En junio de 2009 se aprobó una ampliación de capital para poder reanudar lo antes posible la construcción del estadio. Con esta ampliación, la mayoría accionarial cambió de manos y el club pasó a ser presidido por Manuel Llorente, que pasaría a controlar el club.

En diciembre de 2011 el club anunció un acuerdo con Bankia para financiar las obras del estadio. La entidad financiera se haría cargo de las parcelas del antiguo Mestalla, una de las premisas del pacto, y reduciría considerablemente la deuda del club con la entidad. En 2012 Bankia rompió este acuerdo, puesto que la entidad bancaria había sido intervenida y estaba bajo la supervisión de la Unión Europea, y ésta impedía al banco aumentar su patrimonio inmobiliario. Bankia precisaba de liquidez, no de más inmuebles, lo cual obligaba al club a negociar una refinanciación de la deuda sin inmuebles por medio. Por tanto la construcción del estadio continuó paralizada sin ninguna fecha prevista su reanudación.

En noviembre de 2013, el nuevo consejo de administración del club anunció una considerable reducción del coste de finalización del estadio, que pasaría de los 160 millones previstos a 100 millones de euros.​ Esto implicaría nuevos cambios sobre el proyecto inicial; se acondicionarían únicamente 225 de las 3.450 plazas de aparcamiento previstas, la cubierta cubriría sólo el 75%, y se eliminaría la estructura secundaria que sostenía las placas de la fachada. Por otro lado, se dejaría de construir la zona terciaria que recae al noroeste y no se realizarán los acabados de palcos, restaurantes y zonas reservadas para que corran por cuenta de las empresas que se los queden en concesión. Además, el estadio vería reducido su aforo de las 75.000 a las 61.500 localidades mediante el aumento de la distancia entre asientos, potenciando con ello la comodidad de los espectadores. 

Tras un durísimo proceso de venta de las acciones, en 2014 se confirmó que la empresa de Peter Lim compraría las acciones y se comprometía a terminar el estadio antes del centenario del club en 2019. En la Junta General de Accionistas del 4 de noviembre de 2016, tras casi dos años sin información ni novedades respecto al proyecto del estadio ni su financiación, se confirmaba a los accionistas que el compromiso de tener el estadio construido en 2019 no iba a ser posible. Lo que tendría que haber sido un elemento dinamizador del barrio y un motor urbanístico de primer orden, lleva ya casi una década transformado en una ballena muerta, pudriéndolo todo. La degradación de la estructura no es relevante pero el aspecto que ofrece es desolador. 

Una vez se venda el solar del Viejo Mestalla, llegará el final de obra del Nuevo, la demolición del que aún hoy es el estadio de Primera más antiguo de España, y un hotel de lujo junto a las viviendas que se construyan en los solares ya expeditos. Desde el club no quieren avanzar fechas. Los márgenes son de dos a tres años, en el mejor de los casos. Y algunas voces desde dentro del Ayuntamiento de Valencia abren la puerta a mantener en pie el viejo Mestalla y que el proyecto urbanístico se traslade a la avenida de Corts Valencianes. El Valencia perdería parte de la inversión realizada en la estructura del nuevo estadio pero se quitaría un problema de encima e iniciaría un nuevo proyecto. Para llevar ese plan adelante sería necesario recalificar los terrenos para levantar edificios de oficinas y algún hotel. 


Fuentes:
Fotografías originales del autor

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