El Apolo de Pinedo


La escultura, obra del escultor Jaume Chornet, se encuentra desde 1996 en la rotonda de entrada a la pedanía de Pinedo. Es una copia del original que se encuentra en el Museo de Prehistoria de Valencia, actualmente situado en el Centro Cultural La Beneficencia.

Se trata de una figura en bronce encontrada por Ramón Chichell y tres submarinistas más por casualidad mientras practicaban pesca submarina a 300 metros de la orilla de esta población y a unos ocho o diez metros de profundidad. El 8 de diciembre de 1963 de entre la arena del fondo del mar sobresalía un pie de la figura, con las debidas precauciones la figura fue sacada de las aguas y lo que se encontraron fue la figura del Dios Apolo a quien eso si, le faltaba la pierna derecha. 


La pierna perdida se encontraría meses después cerca del lugar donde había sido encontrada la escultura pero fue retenida por la persona que la encontró, quién sólo años más tarde la ofreció en venta para posibilitar la reconstrucción, y le fue reimplantada en 1994. El original es una escultura en bronce de 1,45 metros de altura elaborada por el método de la cera perdida, con piezas diferenciadas posteriormente unidas con soldadura, fechada con las debidas precauciones en el siglo IV antes de Cristo y parece ser una copia romana de un original griego. La figura tenia bastantes desperfectos además de la pierna, y fue restaurada por los Servicios de Investigación Prehistórica de Valencia.

Se cree que la escultura se hundiría junto con el barco que la transportaba o por algún motivo desconocido acabara en el fondo del mar. Tal vez la pierna se rompiera antes de llegar a su destino y la escultura fuera echada al mar. Del análisis realizado se han sacado algunas conclusiones, una de ellas es que la calidad artística de la misma no es buena, pues se encuentran numerosos defectos de fundición de origen y que seguramente su mano izquierda apoyaría en una lira hoy desaparecida. La imagen es un desnudo del Dios Apolo que muestra su brazo derecho sobre la cabeza; se encuentra en posición sedente y demuestra una actitud un tanto indolente.

Durante los años en que estuvo en el museo al alcance del público, se convirtió en costumbre tocarle los genitales para atraer la potencia sexual; llegaron a sacarle brillo. Ahora tiene placas de metacrilato que lo protegen.

Fuentes:
Recio, Carles: Historia sexual del reino de Valencia
Fotografías originales del autor

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