La alquería de Ponsa, Valencia


Se encuentra en la calle del Arte Mayor de la Seda, en el barrio de Nou Moles. La alquería la constituyen dos elementos principales: una casa de crujías desiguales con patio posterior y una porxada al fondo; más otra porxada de grandes dimensiones adosada lateralmente al edificio principal. En origen albergaba una vivienda en planta baja, más una gran andana superior, hoy transformada en vivienda independiente con acceso desde una escalera de pequeñas dimensiones situada en fachada. Tras este cuerpo se situaba un patio con porxada al fondo. El cuerpo perpendicular parece ser una gran porxada de fabricas de tapial, que alberga una andana de doble altura, albergando espacios de uso económico y secaderos, de la misma altura que el anterior, hoy separado de la propiedad.


La construcción inicial del edificio corresponde a un momento de finales del siglo XV y la disposición original de los espacios se diseñó inicialmente como una serie de naves transversales con un patio interior. De esta primera fase arquitectónica se conservan los muros de tapial que han llegado hasta nosotros en muy buen estado, manteniéndose casi íntegros, y vanos importantes, como un paso en arco rebajado que ha sobrevivido al paso del tiempo pese a las afecciones sufridas a lo largo de los siglos.


A esta primera fase le siguieron diversas otras de reformas más o menos intensas, destacan sobre todo la reforma de la segunda mitad del siglo XVII momento que coincide con la construcción de elementos en altura como el sistema de vanos de fachada homogéneo para todo el edificio o el forjado de vigas de la primera crujía que aún se conserva. Ésta, junto a otras reformas realizadas en los siglos XIX y XX han conformado el resultado final que podemos observar en la actualidad. Se trata de una casa típica de la huerta que es Bien de Relevancia Local (BRL) y que está incluida en el catálogo de edificios protegidos, aunque hasta hace unos años estaba fuera de ordenación y corría el peligro de desaparecer. El amplio edificio tiene ahora dos partes, una la de Fuster, perteneciente a tres propietarios, y La Ponsa. Entre las dos suman 700 metros cuadrados. 

La Ponsa, tras quedar deshabitada, sufrió ocupaciones. En 1996 ya intentaron rehabilitarla, pero la administración les advirtió que estaba fuera de ordenación y hace unos años tuvo un proyecto fallido de rehabilitación a través de un hostelero, pero la familia propietaria no ha dudado en seguir un laberinto administrativo para salvarla. Ahora, el propietario de la alquería busca inversores para poder hacer realidad su sueño: devolverle el esplendor a esta alquería donde vivió su familia para el disfrute de todos los ciudadanos. La propuesta ya cuenta con el visto bueno de la Generalitat, que propone un cambio de uso del suelo que pasará de vivienda unifamiliar a terciario de baja densidad que le permita dar un uso hostelero al recinto.

Fuentes:
Fotografías originales del autor

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