El cementerio protestante de Valencia
La especial situación planteada por la presencia de tropas británicas en suelo español durante la Guerra de la Independencia, así como la existencia previa de comunidades extranjeras, especialmente comerciantes ingleses en ciertas zonas de la península, fuerza a Fernando VII a emitir la Real Orden de 13 de noviembre de 1831, expresando no existir ningún impedimento en que los ingleses adquieran terrenos para sus cementerios. Posteriormente, la Ley del 29 de Abril de 1855 ordenaba la construcción de cementerios especiales para los no católicos que fallecieran en España en aquellas poblaciones en las que a juicio del Gobierno lo exigiera la necesidad. Y Valencia era una de ellas. El cementerio protestante, que pertenece a la Corona Real Británica, data de 1870 pues aunque el primer entierro del que se tiene constancia se celebró en 1831, el Ayuntamiento no dio su beneplácito legal para su construcción hasta casi medio siglo después. Su propósito fue ser destinado a dar sepultura a los súbditos británicos que llegaron con la industrialización a la ciudad en pleno siglo XIX; el recinto acoge a militares, ingenieros del puerto y del ferrocarril, comerciantes, marineros y antiguos cónsules, aunque posteriormente ha acabado alojando a toda persona no católica no admitida en cementerios católicos. Allí reposan desde judíos turcos que esquivaron al Holocausto hasta posibles brigadistas internacionales de la guerra civil, que por su confesión no podían ser enterrados en el cementerio convencional hasta 1889.
Está ubicado enfrente del Cementerio Municipal de Valencia y tiene una superficie aproximada de 2376 metros cuadrados. En 1872 los vicecónsules británico, Henry Dart, y noruego, Per Eknes, formalizaron la compra del terreno. En 1879 el arquitecto Antonio Martorell diseña la entrada con el escudo de armas británico y posteriormente la capilla. En 1889 el arzobispo de Gibraltar consagra el cementerio. La vidrieras de las puertas, obra de Vicente Sancho Fuster, se añaden en 1907. El actual administrador honorario es Trevor Nicholas.
Actualmente, el cementerio está cerrado porque la Corona no aporta fondos, aunque está considerado por las autoridades valencianas como "lugar de interés histórico cultural". Harían falta unos 60.000 euros para rehabilitar el cementerio y devolverle el brillo de hace cien años. Mientras tanto, los epitafios en inglés, alemán, francés o sueco seguirán como tesoros camuflados entre el inevitable deterioro y el reguero indiferente de personas que cada día pasa junto a su puerta. El espacio puede visitarse el 1 de noviembre, único día en que abre al público.
En su interior existen unas 350 tumbas de 21 nacionalidades distintas, pero los registros son incompletos ya que los de 1936 al 39 con los fallecidos de las Brigadas Internacionales se han perdido. Hay 19 tumbas de niños, y la sepultura más reciente es de 2020; la anterior a ésta es de 2012. Los restos mortales de marinos mercantes, comerciantes, empresarios, cónsules de distintas nacionalidades y hasta de un aviador polaco de la Segunda Guerra Mundial, descansan en este camposanto. Incluso los de algunos personajes ilustres del momento como el fundador del club de tenis Valencia, Alfred Faulconbridge (exportador de naranjas, quien había introducido su afición en nuestra ciudad), o el presidente del Blackpool Football Club, Albert Hindley.
Fuentes:
Cementerio británico. Folleto informativo.
Fotografías originales del autor
Comentarios
Publicar un comentario