La iglesia de los Santos Juanes de Valencia



La iglesia de los Santos Juanes de Valencia se encuentra frente a la Lonja de la Seda, y al lado del Mercado Central. La iglesia se titula Real, desde 1858, por decreto de Isabel II. Está catalogada como Monumento Histórico Artístico Nacional desde el 21 de febrero de 1947. Tiene su origen en una antigua ermita que fue levantada antes de 1240 encima de una mezquita. Fue reedificada en los siglos XIV y XVI a causa de los incendios. Será en el siglo XVII y comienzos del siglo XVIII cuando finalmente adquirirá su aspecto definitivo, con una fisonomía barroca. En el siglo XVII, se construye la Capilla de la Comunión (1644-1653), se construye la torre campanario (1625-1650) y se construyen en 1647 las dos capillas exteriores de arcos apuntados que se abren en la plaza de la Comunión de San Juan, al objeto de que los fieles puedan oír misa en dichas capillas desde la misma plaza. De su antigua estructura de estilo gótico valenciano aun queda la nave y el gran óculo cegado, conocido como la O de Sant Joan, que fue concebido como un gran rosetón en la fachada de los pies.

Fachada principal
De la fachada que da a la plaza del Mercado destaca la escultura central de la Virgen del Rosario, obra de Jacopo Bertesi. Sobre ella se encuentra la torre del reloj, flanqueada por los dos Santos Juanes y la veleta dispuesta en lo alto de la fachada, conocida como el pardal de Sant Joan. En el interior, la bóveda fue decorada por el artista Antonio Palomino, pintor de cámara del rey Carlos II. El 19 de julio de 1936, durante la guerra civil, fue pasto de las llamas y sus efectos aun perduran.




Luis López (hijo de Vicente López), realizó una restauración de los frescos en 1861. Hoy en día las pinturas se hallan en estado lastimoso, ya que fueron quemadas o ennegrecidas por el humo en los incendios de julio de 1936 provocados por los milicianos republicanos, si bien se está trabajando en su recuperación desde hace décadas.



Fachada lateral, calle Vieja de la Paja


El actual retablo mayor es de la iglesia de Betolaza en Álava. Consta de dos cuerpos en madera policromada y dorada, en la hornacina central está la imagen de la Inmaculada y a ambos lados, San Pedro y San Pablo. El remate superior es una imagen de Cristo en la Cruz. A ambos lados del retablo se sitúan San Juan Bautista y San Juan Evangelista, titulares del templo, obra de Octavio Vicent.


En la fachada trasera, destaca un grandioso retablo de piedra sobre una terraza que domina la plaza frente a la Lonja de los Mercaderes, formando un conjunto urbanístico único. Esta terraza era un lugar de representación de espectáculos de carácter religioso y formativo. 

Fachada trasera

En la parte inferior de la terraza, se abren las conocidas como covetes de Sant Joan, semisótanos en los que antaño se ubicaban talleres artesanales y tiendas de viejo, pero que en la actualidad permanecen cerradas y tapiadas. Realizadas entre 1700 y 1702 por Leonardo Julio Capuz con su patrimonio particular. 

En 1700 esta fachada era completamente lisa, a excepción de la galería de ventanas de la parte superior. En esta reforma de principios del siglo XVIII se modificó la fachada: se abrieron las dos puertas que flanquean a la Virgen del Rosario y se levantó en la parte superior el campanil triangular de inspiración italiana. 


En la fachada de la plaza de la Comunión de San Juan podemos encontrar un panel de azulejos con una oración del Cardenal Benlloch a la Virgen de los Desamparados y que dice así: "Mare de Deu dels Desamparats no me desampares ni en la vida ni en la mort ni en el tribunal de Deu".

El Pardal de Sant Joan

Acerca de la veleta mencionada, el Pardal de Sant Joan, según cuenta la tradición se hacía mirar a los niños cuando sus humildes padres los abandonaban en la plaza. Vicente Blasco Ibáñez recoge esta leyenda en su novela Arroz y tartana:

"Vagaban padre e hijo, aturdidos por el ruido de la venta, estrujados por los codazos de la muchedumbre, e insensiblemente, atraídos por una fuerza misteriosa, iban a detenerse en la escalinata de la Lonja, frente a la famosa fachada de los Santos Juanes. La original veleta, el famoso Pardalot, giraba majestuosamente.
—¡Mia, chiquillo, qué pájaro!… ¡Cómo se menea!… —decía el padre.
Y cuando el cerril retoño estaba más encantado en la contemplación de una maravilla nunca vista en el lugar, el autor de sus días se escurría entre el gentío, y al volver el muchacho en sí, ya el padre salía montado en el macho por la Puerta de Serranos, con la conciencia satisfecha de haber puesto al chico en el camino de la fortuna."

Fuentes:
Fotografías originales del autor

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