El palacio de Valeriola, sede del Centro de Arte Hortensia Herrero


La familia Valeriola, originaria de Navarra, se instaló en Valencia con la llegada de las tropas de Jaime I en 1238. En la ciudad podemos encontrar palacios de distintas ramas de la familia: El palacio de los Catalá de Valeriola, en la plaza de Nules, adquirido en 1513; el palacio de Joan de Valeriola, construido en el siglo XIV en la calle Valeriola, y este que nos ocupa, ubicado en la calle del Mar 31. El palacio se encuentra en la antigua judería de la ciudad, que fue arrasada en 1391, frente al desaparecido convento de San Cristóbal, construido a su vez sobre la antigua sinagoga. Al parecer los propios Valeriola eran judíos conversos, parientes del humanista Juan Luís Vives.

El actual palacio fue construido a comienzos del siglo XVII en estilo barroco. Su primer propietario fue Jerónimo de Valeriola, quien fue degollado en su gabinete el 20 de octubre de 1606. La sospecha del asesinato recayó en su hijo Cristóbal de Valeriola ayudado por un personaje de mal vivir llamado Luis de Sosa. Detenido Luis de Sosa, este pregonó su inocencia en el crimen, por lo que fue sometido a una curiosa prueba para determinar si era responsable del asesinato. La prueba consistía en abrazar al difunto y si este se estremecía era prueba suficiente de culpabilidad. La prueba fue superada ya que el difunto, exhumado de su sepultura, ni se inmutó. Como inductores del crimen fueron investigados Francisco Crespí de Valldaura, señor de Sumacàrcer, y Pedro Figuerola, pero ambos fueron puestos en libertad ante la falta de pruebas. Finalmente el hijo de difunto fue juzgado, encontrado culpable y condenado a morir en garrote vil en la plaza del Mercado. Durante su detención y bajo tortura había dado los nombres de sus presuntos cómplices: Francisco Crespí y Pedro Figuerola. Minutos antes de morir tuvo un arrebato de dignidad, se retractó de su confesión y manifestó ante el gentío que los nombres que había dado a la justicia eran inocentes y que los había dado por qué eran los nombres que sus jueces querían escuchar. Murió ejecutado el 28 de mayo de 1607.

Puerta de acceso, previa a la restauuración, donde puede leerse "Palacio de las Ánimas". Esta inscripción ha sido eliminada.

Chaflán y torre miramar

En 1620, trece años después de los hechos, Miguel Pertusa, antiguo jurado del consell valencià, en su lecho de muerte y arrepentido, confesó ser el autor del crimen en unión de unos sicarios e instigado por Crisóstomo Ruiz de Lihory, barón de Alcalalí y enemigo mortal del Valeriola. Ni uno ni otro fueron juzgados pues fallecieron de muerte natural al poco tiempo. Luis Sosa, el otro de los implicados, aunque inocente en el asesinato de Jerónimo de Valeriola, moriría ejecutado el 6 de junio de 1607 por otros crímenes cometidos. Finalmente se demostró que Cristóbal de Valeriola había sido ejecutado siendo inocente. Existe una calle cercana dedicada a Ruiz de Lihory.

Los descendientes de la familia Valeriola vendieron en el siglo XIX el palacio a la familia valenciana Domenech, los cuales establecieron en el primer piso su domicilio particular y en la planta baja el negocio del que eran titular: la imprenta Domenech. Desde 1893 y hasta 1931 fue sede por tanto de la importante imprenta Domenech, editora del diario Las Provincias. Durante la guerra civil y en los meses en que Valencia fue capital de la república, en este palacio se editaba la Gaceta de la República, el equivalente al actual Boletín Oficial del Estado. En la década de los ochenta del siglo XX, el edificio fue utilizado como pub con el nombre de "Juan Sebastián Bach", donde se exhibían leones enjaulados, y su última actividad fue como local de ocio nocturno con el nombre de "Palacio de las Ánimas".

Jardín exterior

Patio interior y escalera

Andana acondicionada como espacio expositivo

En 2015 la Fundación Hortensia Herrero, creada en 2012, compró el palacio de Valeriola que se encontraba en estado de abandono total a la aristócrata Francisca Díez de Rivera (viuda de Alfonso Armada, militar condenado por el golpe de Estado de 1981). En noviembre de 2023 y después de cinco años de reforma, el palacio ha sido transformado en centro artístico cultural con el nombre de "Centro de Arte Hortensia Herrero" (CAHH), donde se recoge a través de la fundación, todo el patrimonio artístico de esta mecenas de la cultura. Es por ello que la estructura interior del palacio ha cambiado muchísimo y poco queda de las partes originales del mismo.

El solar en el que se encuentra el antiguo palacio Valeriola alberga los vestigios del circo romano, los restos de un patio islámico, una calle oculta tras una falsa puerta de la antigua judería, un horno de la Baja Edad Media o 22 enterramientos pertenecientes al cementerio de la iglesia de San Juan del Hospital, su insigne vecino.

Antigua calle de la judería

Horno medieval

Restos del circo romano

La portada de acceso al palacio es adintelada pero en ella podemos ver su anterior forma caracterizada por un gran portalón en arco de medio punto con grandes dovelas de piedra. El interior se distribuye en planta baja, semisótano, entresuelo, piso principal y segundo piso o andana. Disponía de un patio interior descubierto, hoy cerrado por un lucernario cenital.

En su fachada principal encontramos dos sencillos vanos abiertos en forma de balcón en cada uno de los lados de la portada y que se corresponden con el piso entresuelo. El primer piso, planta principal o planta noble se caracteriza por los cinco balcones con balaustradas de hierro, apoyos de tornapuntas y rematados con frontones clásicos de forma triangular sin ningún tipo de decoración. Un sexto balcón de las mismas características mira a la corta fachada lateral. Estas balconadas se corresponden con la sala noble del palacio. La segunda planta o andana se abre al exterior a través de una galería de arcos de medio punto. Sería este piso la dedicada a almacén y desván. Del conjunto destaca una torre cuadrada miramar rematada por una cubierta de teja árabe piramidal. En la planta baja se situaban las caballerizas, los almacenes y la zona de servidumbre. Al fondo y a través de un paso en forma de ábside entramos en la zona ajardinada con paredes medianeras con la Iglesia de San Juan del Hospital. Este peculiar ábside de paso, hoy queda un tanto desdibujado por la presencia de una decoración escultórica instalada en las obras de acondicionamiento como espacio expositivo de arte.

Pavimento cerámico

Decoración mural

A la derecha del patio se encuentra la escalera de ladrillo y baranda de hierro que nos llevaba al piso noble. En sus salones se encontraban pavimentos cerámicos del siglo XVIII con figuras y motivos florales, destacando entre ellos los del salón noble o principal. Además destaca una pequeña capilla, hoy reconstruida, con cúpula tabicada siguiendo el modelo original y decorada con pinturas. La sala noble conserva un artesonado de notable interés con escudos del linaje de los Valeriola. Esta sala noble con artesonado de madera y vistas a la calle del Mar era un gran salón rectangular que destacaba por el friso que sustentaba la cubierta y donde se podía leer: veritas vincit (traducción libre: la verdad vence o la verdad prevalece).

Inscripciones aparecidas durante la reforma 

Vista interior

Fuentes:
Fotografías originales del autor

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