El museo de Ciencias Naturales de Valencia


El actual Museo de Ciencias Naturales de Valencia, de titularidad municipal, tiene su origen en el antiguo Museo Municipal de Paleontología, fundado en 1889 y ubicado en el desaparecido Convento de San Gregorio de la calle de San Vicente, en el emplazamiento del actual Teatro Olympia.​ Este museo surgió gracias a la generosa donación de la colección privada del ingeniero José Rodrigo Botet. Nacido en Manises en 1842, Botet emigró a Argentina en 1875, donde dirigió diferentes obras de ingeniería civil, además de participar como ingeniero militar en proyectos hidráulicos de Brasil, los Andes y la Patagonia. También estuvo involucrado en el diseño y planificación de la ciudad de La Plata y el puerto de La Campana, del que fue constructor y concesionario. El 14 de julio de 1889, partió de Argentina, con su enorme colección paleontológica, a bordo del barco Mateo Bruzzo, llegando al puerto de Barcelona en medio de una gran expectación. Se fletó un tren especialmente para transportar la valiosa colección hasta Valencia, llegando una tarde del 9 de agosto.

La colección consta de numerosos fósiles de mamíferos del Cuaternario sudamericano, entre los que se encontraba el Hombre de Samborombón, un esqueleto humano considerado como la perla de la colección y que fue el centro de numerosas discusiones científicas a principios del siglo XX debido al postulado de la antigüedad terciaria del origen de la humanidad. ​Le acompañó en el viaje el catalán Enrique De Carles, principal recolector de los fósiles y técnico naturalista del Museo de Buenos Aires. De Carles fue el principal responsable del montaje de los esqueletos hasta su marcha precipitada, en junio de 1890, debido al último brote de cólera que sufrió la ciudad de Valencia durante ese año. Fue durante el mismo año de la marcha de Enrique De Carles cuando la colección se trasladó del Convento de San Gregorio a un local municipal situado en el número 62 de la calle Ruzafa, lugar donde permaneció de forma temporal hasta 1896, ubicándose la colección en un antiguo edificio de los Jesuitas, el Hospital de San Pablo, junto a la Alquería de Julià, lejos del centro histórico. En 1904 fallece en Madrid José Rodrigo Botet. 

El megaterio de la colección Rodrigo Botet

Tigre dientes de sable

Eduardo Boscá Casanoves (1843-1924), jardinero mayor del Jardín Botánico de la Universidad de Valencia, de firmes creencias evolucionistas, se convierte en el primer director del Museo Municipal de Paleontología, y junto con el montador Carlos Maicas, se continúa con la labor de montaje de los esqueletos que comenzó Enrique de Carles. Con la celebración del IV Centenario de la Universidad de Valencia en 1902, el Ayuntamiento de Valencia decide mostrar la colección al público general por primera vez. El edificio del Hospital de San Pablo resultó ser ineficiente para la conservación y exhibición de la colección, y en su lugar la colección se depositó en un nuevo emplazamiento en el edificio del Almodí, una antigua alhóndiga del siglo XIV situada en pleno centro de la ciudad histórica de Valencia, a pocos metros de la Catedral y que en la actualidad acoge una sala de exposiciones.

Reproducción del esqueleto de un dinosaurio


Tridacna de la colección malacológica

La nueva ubicación permitió que la colección paleontológica pudiera ser visitada por el público general,y se inauguró en el año 1908 como Museo Municipal de Paleontología. En 1924 fallece Eduardo Boscá Casanoves, y le sucede en el cargo Don Francisco Beltrán Bigorra, que amplió los fondos del museo con una enorme colección malacológica donada en 1925 por Eduardo Roselló Bru. Durante las décadas posteriores, el museo se mantuvo abierto al público en dicho emplazamiento, hasta que unas lluvias torrenciales en 1989 aceleraron el deterioro del edificio, declarándose en estado de ruina. Las autoridades procedieron al desalojo de la colección ante el peligro de derrumbe.

Reconstrucción del despacho de Ramón y Cajal

La colección se traslada a los bajos de la Casa Consistorial, en la antigua Sala Municipal de Exposiciones, inaugurándose el 2 de julio de 1991. Durante el año 1996, el Ayuntamiento de Valencia aprueba un proyecto de rehabilitación del antiguo restaurante de Viveros y la creación del Museo de Ciencias Naturales que acogerá los fondos del Museo de Paleontología. Para potenciar al máximo el valor didáctico de las colecciones, se elaboró un proyecto que respetaba las tendencias museográficas más actuales. En 1999 se inauguró el actual Museo de Ciencias Naturales de Valencia. Dividido en cuatro secciones, el museo permite un recorrido por el saber y la historia natural, cuidando especialmente aquellos contenidos que hacen referencia a la Comunidad Valenciana. Se ha procurado escoger muy bien las piezas y los montajes -hay desde una reproducción de una cueva prehistórica hasta una reconstrucción del estudio de Ramón y Cajal, premio Nobel de medicina, pasando por un audiovisual sobre los más importantes científicos valencianos-, para que el exceso de material no impidiera captar la importancia de los elementos presentados y a la vez se mantuviera un discurso completo de lo que se quiere mostrar.

En 2019 el servicio de Patrimonio Histórico y Artístico del Consistorio ha encargado la restauración de algunas de las piezas de la colección permanente Rodrigo Botet de este museo municipal, Los trabajos de restauración se han llevado a cabo por la especialista Estrella Gema González Santiago, por un importe de 7.429 euros. La restauración incluye siete grandes piezas de mamíferos, cuatro pelvis y otros elementos de gran tamaño e importancia científica, que se encuentran embalados desde 1990, cuando fueron trasladados desde l’Almodí a las salas del Ayuntamiento.



El edificio, de estilo racionalista valenciano, que actualmente acoge el Museo de Ciencias Naturales corresponde con el antiguo restaurante de lujo Restaurante Viveros. Este edificio fue construido a finales de los años 1950, y diseñado por el arquitecto valenciano Luis Gay, cuyo trabajo estaba influido por el arquitecto Ludwig Mies van der Rohe, precursor de la escuela Bauhaus. El edificio está considerado como edificio singular y cuenta con un grado de protección 2.

Fuentes:
Fotografías originales del autor

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