El chalé de Demetrio Ribes


Es una casa unifamiliar construida en la calle Eugenia Viñes 95 por el arquitecto que entre otras obras alumbró la Estación del Norte de Valencia. La diseñó para él y su familia, libre del encorsetamiento del encargo, hizo un proyecto considerado pionero en España concluido en 1919, adelantando el racionalismo más de una década cuando en los años 30 identificó toda una época. En el libro “Demetrio Ribes, arquitecto 1875-1921” escribe Inmaculada Aguilar: “Clásico en proporciones, juegos espaciales, uso de simetría, moderno en el lenguaje racionalista empleado, severo y libre de ornamento y de ataduras historicistas, vanguardista en su adecuación al material empleado, el hormigón armado, del que obtiene su mayor potencialidad, en su juego volumétrico transparente y sincero. Todo un culto a la luz y la permeabilidad, un objetivo claro para la función que tenía que desempeñar, una vivienda en la playa. Como suele ocurrir en este tipo de edificios, las reformas posteriores habían modificado sustancialmente el concepto de vivienda. Había desaparecido un patio de luces y la parte superior, que era diáfana, pues habría acogido el estudio de Demetrio Ribes, había sido compartimentada. La vivienda dispone hasta de un pequeño frontón. Pero hay elementos muy especiales: el vallado de hierro en forma de horquilla que rodea la propiedad es el mismo diseño que el que tiene la Estación del Norte, su obra emblemática. Y aún así, pudo irse al traste por el abandono. 



El chalé, que cuenta con un nivel dos de protección, se salvó de los derribos que se hicieron en villas próximas para desarrollar el plan de las piscinas olímpicas que finalmente quedó descartado. En 2015 fue comprado por un ciudadano sirio residente en Kuwait, que cuando venía a Valencia se hospedada en el hotel de Las Arenas, y al ver la villa en venta la compró para hacer un restaurante de nivel conservando todos los elementos del chalé, incluida la fuente interior. Tras años de espera para tramitar los permisos pertinentes, durante los cuales el chalé ha sido ocupado en varias ocasiones, la residencia y estudio del arquitecto será ahora una vivienda para un propietario ruso. El taller de arquitectura Atelier Jom es el encargado de darle una nueva vida al inmueble, y el arquitecto Roberto Vila es el responsable del proyecto y su materialización. Se procurará recuperar la esencia del edificio, incluyendo hasta la pintura blanca de origen. Hay que incorporar algún elemento «agresivo» con la historia, como un ascensor, pero precisamente por eso estará claramente diferenciado. Ahora se convertirá en lo que pretendió ser hace cien años: una vivienda. De veraneo. Extraordinariamente iluminada, con un balcón envidiable, que aún sería mejor si el hotel las Arenas no le tapara la vista del mar, Pero se trata de una vivienda única, tanto por las comodidades como por su significado histórico. Una casa centenaria que se salva sobre la campana.


Fuentes:
Fotografías originales del autor

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