El cementerio del Grao


El actual cementerio del Grao se construyó hacia finales del siglo XIX. Las primeras referencias encontradas en la prensa de la época datan de noviembre de 1897, cuando una violenta riada del Turia derribó dos tapias del mismo, rompiendo lápidas y arrastrando ataúdes y cadáveres, cuyos restos aparecieron días más tarde en las playas almerienses de Carboneras y Garrocha. En esta época el municipio de Vilanova del Grau contaba con 5.600 habitantes. Formando el barrio nuevamente parte de Valencia, el arquitecto Jose María Manuel Cortina redacta, en 1899, los proyectos para la ampliación del cementerio existente consistente en la construcción de 50 nuevos nichos y la casa del conserje; en 1909 se trasladaron a este cementerio los restos que aún quedaban en el antiguo. 

Puerta de acceso original

Acceso actual

Situado en la confluencia de las "calles" Fray Luís Galiana, Irisa y Poeta San Martín y Aguirre, junto al cauce del río, las instalaciones portuarias y la expansión del propio caserío urbano colapsaron hace años la ampliación de este cementerio, hubo que limitar los enterramientos a las concesiones ya existentes, optando el Ayuntamiento de Valencia por su conservación integral. El recinto resulta muy evocador y está bien cuidado. El cementerio se ha visto prácticamente inalterado; sin embargo, su entorno es el que ha ido mutando hasta la situación actual. La construcción de las vías del tren dirección Barcelona paralelas a la fachada del cementerio junto al circuito de fórmula 1 han constreñido el edificio imposibilitando prácticamente su acceso tanto peatonal como rodado. El cementerio municipal quedó dentro del nuevo barrio del Grao, cuyo planeamiento y desarrollo está siendo tutelado por el ayuntamiento, a través de la empresa Aumsa. Una de las condiciones del gobierno municipal para este proyecto fue que el camposanto se mantuviera, en parte por el compromiso con los vecinos de esta parte del Marítimo.

Ubicación junto al circuito, la vía del tren y el cauce del río

Entorno del cementerio

El último Gran Premio de Europa se celebró el 24 de junio de 2012. El 20 de agosto de 2013 expiró la licencia. Después llegaron las elecciones y la llegada del Govern del Botànic. Y entonces comenzaron a percibirse las huellas de la F-1. Al principio su recuerdo vago dormía en calles asfaltadas que no las usaban coches que iban a 300 kilómetros por hora, en pasajes abandonados como el famoso Cuc de Llum, y unos tinglados vacíos. Se supo también de un préstamo de 60 millones de euros que obliga al Consell a pagar, hasta 2023, 7 millones y medio de euros cada año; no está mal, teniendo en cuenta que la Fórmula 1 no iba a costar un euro a las arcas públicas. La calle original, Poeta Sanmartín y Aguirre, fue ocupada en su día por el circuito de Fórmula 1 y se encuentra vallada. Para que los vecinos del Grau pudieran acceder al cementerio se habilitó un vial que discurre por suelo privado, propiedad de Adif, en la parte trasera de las Naves de la calle Juan Verdeguer. El Ayuntamiento de València no puede limpiar de forma periódica esta calle porque no estaba en suelo público, sino en terrenos de propiedad privada. Así, se realizan limpiezas puntuales por los lógicos motivos de salud pública, cuyo coste se repercute posteriormente a la propiedad de los terrenos.

Paseo central

Área de nichos

Al Cementerio El Grao se accede actualmente por la fachada de mampostería y ladrillo que da a la calle Poeta Sanmartín y Aguirre. La entrada original era por la fachada perpendicular a la actual. Esta portada es de reducidas dimensiones y su tipología recuerda a la de las pequeñas ermitas Tras pasar esta puerta de entrada, accedemos a un patio alargado, que realiza la función de distribuidor y vestíbulo. En este patio se encuentra el despacho del capellán, el depósito y el cuarto de sepultureros, unos metros más adelantada se sitúa la puerta de entrada al espacio destinado a albergar a los difuntos; mientras que al fondo, en el lado opuesto a la entrada se encuentra el edificio de la capilla, la puerta situada al norte contiene dos ejemplos de arquitectura funeraria tradicional.

Al acceder al cementerio por la primitiva portada, tras dejar a la izquierda el antiguo cementerio civil, construido en 1915, y al lado derecho de una capilla en la que se venera la imagen del Cristo de El Grao, se tropieza con una sencilla losa tubular delimitada por una verja de hierro forjado en la que la relación de los 32 nombres inscritos en ella con indicación de sus lugares de procedencia viene precedida por la siguiente inscripción: “A los mártires de la Patria que fallecieron en 1898 y 1899. El Casino Artesano dedica este recuerdo”. Dicha inscripción fue inaugurada inicialmente el 1 de noviembre de 1899 como “un severo paño mortuorio con franja de oro”. Un memorial a las víctimas repatriadas de la guerra de Cuba que fallecieron al llegar a puerto en el local del Casino Artesano del Grao. La lápida definitiva fue inaugurada el 1 de noviembre de 1902.



El recinto interno del cementerio se organiza a partir de una plazoleta central de la que parten cuatro caminos que marcan los ejes longitudinal y transversal, el paseo longitudinal, de mayor anchura, cuenta con franjas ajardinadas a ambos lados. El perímetro de este espacio está rodeado por estructuras de ladrillo igual a la que se encuentran en el Cementerio del Cabañal, con las molduras y decoraciones realizadas también en ladrillo, conseguido al ir jugando con la posición en que se coloca este material tan funcional y práctico, como rico en recursos. A lo largo de estos ejes marcados por los senderos que salen del espacio central, se sitúan los mausoleos y tumbas más importantes, ocupando así el espacio que se encuentra delimitado por los muros perimetrales. Como en los demás cementerios periféricos –con la excepción de Massarrojos- a la planta rectangular del recinto originario hubo que adosarle una parcela de terreno por la parte posterior, recayente a levante, o sección del ensanche, de planta trapezoidal. Las estructuras que albergan a los nichos están realizadas exclusivamente de ladrillo y las cubiertas se cubren con tejas. Se usa la piedra y el mármol para mausoleos, tumbas y elementos escultóricos.

En 2012 el cementerio sufrió una intervención a cargo de la arquitecta Inés García Clariana, en la que se colocó sobre los muros exteriores un remate de ladrillo cerámico en distintos tonos de verde, formando un degradado.

En 2022 el PAI del Grao en el que está incluido el cementerio se ha modificado para crear un delta verde y recuperar el cauce fluvial. De este modo, se ganan 13.500 metros cuadrados de zonas verdes y el antiguo circuito de F1 se convertirá en el primer "circuito saludable" peatonal integrado en un barrio de València que aprovechará la infraestructura para fomentar la práctica deportiva o pasear. Esperemos que esta futura intervención urbanística dignifique este espacio público catalogado como Bien de Relevancia Local.

Fuentes:
Fotografías originales del autor, salvo mención

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