La plaza de Zaragoza, el convento y la estación


El convento de San Juan de Ribera se encontraba aproximadamente en el lugar donde confluyen el paseo de La Alameda y el arranque de la avenida de Aragón. De su recuerdo sólo queda un acuartelamiento militar en las cercanías que lleva su mismo nombre. Monasterio de monjes franciscanos descalzos, fue fundado por el deán de la Catedral de Valencia, don Francisco Roca de la Serna, aunque los terrenos eran propiedad del patriarca San Juan de Ribera. Construido durante el siglo XVII fue finalizado en 1669. De las pocas cosas que se conocen del mismo, se sabe que se encontraba rodeado por una valla o cerca. Sus dependencias a excepción de la iglesia eran bastantes pobres y de escasa calidad constructiva. En 1830 tuvo que ser reconstruido y en 1867, después de la desamortización de Mendizábal, el monasterio fue convertido en cuartel militar de Caballería, y la iglesia fue dedicada a portería.

El entorno de la plaza de Zaragoza.
Fuente: Google maps

La desaparecida estación de Aragón.
Fuente: https://bivaldi.gva.es

El convento fue demolido en 1898 para construir la Estación de Aragón. Ésta se levantaba al inicio de la actual avenida de Aragón. Fue inaugurada en 1902 y transportaba viajeros desde Valencia a los pueblos y ciudades de Aragón. A la estación se la conocía como "La churra", ya que en la ciudad de Valencia, a aquellas personas que no hablan la lengua valenciana se les apodaba "churros", y proceder los viajeros de esta estación de zonas no valencianohablantes. Obra del arquitecto Joaquín María Belda Ibáñez, estaba realizada en un estilo clasicista. Se componía de un cuerpo central de tres pisos con nueve vanos cada uno, dos cuerpos salientes en los extremos en forma de torres creaba una especie de vestíbulo exterior protegida por una marquesina central. En el piso bajo se abrían nueve puertas que permitían el paso al interior de los andenes. El edificio se remataba por un tejado que se cerraba por una balaustrada de piedra.

Desde la estación de Valencia-Alameda partían trenes con destino a Sagunto, Segorbe, Teruel, Calatayud o Zaragoza. El edificio principal, además de acoger los servicios de viajeros, también era una de las sedes de la Compañía del Ferrocarril Central de Aragón. En 1941, con la nacionalización del ferrocarril de ancho ibérico, quedó integrada en la red de la recién creada RENFE. La estación fue clausurada al tráfico de viajeros el 25 de mayo de 1968, aunque las instalaciones todavía continuarían funcionando como depósito de material. Los talleres también se mantuvieron operativos. Finalmente, en 1974 se tomó la decisión de derribar el complejo ferroviario, abriéndose en su lugar la actual avenida en el lugar por el que discurrían los raíles del tren, en una de las operaciones inmobiliarias más notables del desarrollismo español.

Las casetas de la aduana

Edificio de viviendas para empleados de Renfe

Del derribo se salvaron varios elementos. Algunos fueron trasladados de lugar, como la estructura metálica abovedada que servía de protección a trenes y viajeros en sus llegadas y salidas. Esta estructura fue desmontada y vuelta a montar en una empresa situada en el término de Quart de Poblet. También fue trasladada la verja, actualmente en la parte de la Estación del Norte que recae sobre el túnel de la Gran Vía.

Otros permanecieron in situ; es el caso de las casetas de la aduana de mercancías que fueron edificadas en 1930 y que estaban ubicadas frente a la fachada principal de la estación. Todavía podemos contemplarlas en la rotonda de la plaza de Zaragoza. Actualmente son de titularidad municipal pero sin uso. También permanecen en la misma ubicación original el edificio de viviendas para empleados de Renfe (en la esquina de Aragón con Alameda) y el depósito de agua para locomotoras situado al final de la calle Clariano.

Las casetas en su estado actual

Street Art en una de las casetas

Desde 1991 destaca en la amplia plaza de Zaragoza la cabeza del rey Jaime I, obra del escultor Antonio Sacramento. Es de hierro, de estilo abstracto, pero se percibe claramente un rasgo identificativo del monarca como es el casco con el dragón de San Jorge. Además, sobre el pedestal donde descansa la cabeza, también de hierro, un rombo nos recuerda las armas del rey de Aragón, que conquistó Valencia en 1238. La escultura fue encargada por el Rotary Club de Valencia al artista y donada por esta entidad a la ciudad.


Monumento a Jaime I

En la explanada de la antigua estación, al inicio de la avenida de Aragón, se inauguró en octubre de 1982, por el alcalde de Valencia, Ricardo Pérez Casado, un monumento, obra del escultor Ramón de Soto Arándiga, en conmemoración de la inundación catastrófica de Valencia por las aguas desbordadas del río Turia, en 1957. Es de líneas muy esquemáticas, con dos cuerpos rectilíneos, cubistas, que se elevan 16 metros, casi vertical. El material es piedra artificial por encofrado, y la obra se realizó en brevísimo tiempo. Está rodeado de una pequeña alberca y en su día ardía una llama perenne de recuerdo. Hoy el monumento presenta pocos atractivos, aunque se han reparado los daños de las columnas. La alberca se limpia de vez en cuando, y la llama hace años que se apagó.

Monumento a las víctimas de la riada de 1957

Detalle del monumento

Fuentes:
Fotografías originales del autor, salvo mención.

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