La torre de la calle Clariano, Valencia


Aunque algunos creen que se trata de una antigua torre vigía contra los piratas berberiscos, lo cierto es que la torre es lo que queda de un depósito de agua para locomotoras a vapor en la calle Clariano, cerca de la Universidad Politécnica de Valencia. Estaba dentro de los talleres de la Compañía Central de Aragón, cuyo lugar ahora ocupa un parque. En la década de 1970, en un contexto de expansión urbana y de las primeras manifestaciones de obsolescencia en algunas actividades industriales, se decidió conservar este elemento, la base de un depósito de agua, a manera de testimonio (descontextualizado, cuando ni siquiera se entiende su función) del uso que ese espacio había tenido a lo largo del siglo XX. 

A más de un kilómetro del edificio de viajeros del Ferrocarril Central de Aragón, se encontraban los talleres generales y el depósito de Valencia-Alameda, aprovechando la bifurcación de las líneas de Sagunto a Valencia y de Valencia al Grao para generar un triángulo de vías en el que se inscribe la instalación.


Interior de la torre

Lo componía un conjunto de naves de diversos tamaños y alturas, formando una planta irregular cuyo eje mayor se orientaba en dirección este-oeste, en la que se encontraban los talleres de ajuste y montaje, con una sala de motores y otra de calderas, un taller de carpintería, una sala para las fraguas y una cochera para ocho máquinas, con otras construcciones exentas, como el taller de pintura y algunos almacenes.

En las primeras décadas del siglo XX se fue conformando una gran zona industrial en el entorno de la estación del Central de Aragón, que se abría en dos direcciones: hacia el este, en torno al camino del Grao –actual avenida del Puerto– y hacia el norte, entre el camino de Tránsitos – hoy avenida del Cardenal Benlloch– y las propias vías del Central de Aragón.


Elementos exteriores

Pero fue una vez terminada la Guerra Civil cuando se inició la verdadera urbanización de esta zona, en un proceso que no concluyó hasta prácticamente los últimos años del siglo XX. A finales de la década de los cuarenta se abrió la plaza Xúquer, tomando como modelo la ya existente plaza de Cánovas del Castillo en la Gran Vía Marqués del Turia. Durante casi tres décadas, el creciente barrio de San José (actualmente denominado La Bega Baixa) y todos sus servicios convivieron, pues, con los talleres del Central de Aragón, pero las huellas de la instalación, e incluso las del trazado ferroviario, fueron desapareciendo, y hoy apenas queda nada que nos recuerde lo que aquí existió. Sólo queda hoy el basamento del depósito de agua, (la «torre»)... ¿Por qué se salvó de la demolición? ¿Qué uso podría tener la torre aislada en una zona de edificación residencial? ¿Se preservó de forma temporal por razones que desconocemos y finalmente nunca llegó su hora? ¿Qué significado tiene hoy en día y cómo podemos interpretarla? En la actualidad la torre está en el borde de un jardín infantil en la calle Clariano, frente a un colegio. Sus puertas están enrejadas para evitar la entrada, lo que no impide que se arroje basura a su interior continuamente, convirtiéndola en un gran estercolero... y que la inmensa mayoría de la población desconozca por completo qué es y, por supuesto, de qué es «testimonio».


Fuentes:
Fotografías originales del autor

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