La alquería de Pallardó de Campanar


La alquería Pallardó, también conocida como alquería de Santamaría o de Llopis, se halla en el nº 45 de la calle Grabador Enguídanos, en pleno corazón de Campanar. Este edificio, situado en una de las esquinas de la plaza de Grabador Enguídanos y próximo a la plaza de la Iglesia de Campanar, es la única alquería que se conserva en pie dentro del casco antiguo. La alquería está completamente rehabilitada y presenta un aspecto exterior muy próximo a su fisonomía original.

El único acceso a la construcción está en el mismo parque, en su fachada principal de orientación sureste. Esta zona verde seguramente era el límite de la propiedad de esta primitiva edificación y era destinada como huerto para autoabastecimiento de la alquería. El edificio fue construido en la intersección entre el antiguo camino principal que unía el municipio de Campanar y la localidad de Valencia, con la acequia de Rascanya, encargada de dotar de agua a los campos de la huerta más próximos al pueblo. Dicho camino con el paso del tiempo, pasó a ser la actual calle del Grabador Enguídanos, donde se sitúa la fachada lateral izquierda del edificio. La antigua acequia pasaba pegada al alzado posterior que ahora recae al jardín recreativo de la calle Dragaminas, el cual permaneció prácticamente alterado hasta la construcción de los juegos infantiles que ahora alberga.

Se trata de una alquería de considerables proporciones, de tres plantas, de composición asimétrica y volumetría compacta que se acompaña de un jardín que le proporciona un entorno señorial. Impresiona la rotundidad de su volumetría y el aspecto másico que ofrece a pesar de la gran cantidad de ventanas que presenta en el total de sus cuatro fachadas. Las dimensiones de la alquería son aproximadamente de 16 metros de ancha por 15,75 metros de profunda y una altura de cumbrera de 10,50 metros, medida desde la calle, puesto que la alquería se asienta un metro por debajo del nivel del vial. Actualmente, con una superficie de 469,00 m2, es un edificio público de carácter dotacional que alberga en sus instalaciones el Centro de Servicios Sociales de Campanar.

Fachada delantera

Puerta principal y reloj de sol

Más tarde, en el siglo XIX, hacen aparición unas construcciones anexas en la fachada lateral, al otro lado del camino. Estos espacios eran destinados como corral, pajar y almacén de productos del campo, separados en su fachada principal por un patio, que se convertía en el acceso a estas edificaciones, de uso agrario y ganadero, desde la vivienda.

La existencia de la familia propietaria del edificio, los Pallardó, es conocida gracias a un manuscrito encontrado en el Archivo Histórico de Valencia datado en 1760, en el cual se habla de su presencia en los siglos XVII y XVIII. La confección de este escrito se debe a una disputa entre Luís Pallardó, morador de la vivienda en ese momento, y los religiosos de la Iglesia Parroquial del Invicto Mártir San Lorenzo por 4 cahizadas (152,50ha) de tierra situadas en la ribera del río Turia. En él queda testimonio de la ubicación y origen de la alquería que lleva su nombre, para la justificación de la propiedad de las tierras de conflicto.

Posiblemente fuese una de las explotaciones más importantes que existió en la huerta de Campanar durante los años de mayor auge económico. Los primeros datos apuntan que sus orígenes se aproximan al siglo XVIII aunque posiblemente su existencia podría situarse entre los siglos XVI – XVII.


Fachada a la calle Dragaminas

A finales del siglo XX, concretamente en los años 80, la alquería es expropiada y pasa a formar parte de los bienes patrimoniales del Ayuntamiento de Valencia. Esta gestión municipal logró cambiar el trágico desenlace de nuestra alquería, al que se hubiese enfrentado como el resto de sus coetáneas asentadas en la partida de San Pau. Con anterioridad, en el año 1978, la alquería había sido declarada Conjunto Histórico-Artístico, según se refleja en el BOE de 15 de marzo de ese mismo año. Por aquel entonces la centenaria edificación ofrecía un lamentable estado de conservación.

A partir de los años setenta, un feroz crecimiento de la ciudad de Valencia comenzó a engullir terrenos y campos fértiles, dejando a su paso altos bloques residenciales y calles de hormigón. El turno de la Alquería Pallardó llegaría a principios de los años noventa, con la urbanización de la Partida de San Pablo, calle de la Vall de la Ballestera y sus alrededores más inmediatos. El hasta entonces camino, pasó a ser la actual calle del Grabador Enguídanos y su prolongación de la calle de Castielfabib. La acequia de Rascaña pasaría a estar enterrada, al mismo tiempo que el viejo cauce del río Turia quedó fuera de servicio, y se desviase por la actual avenida de Campanar.

Fachada a la calle Grabador Enguídanos

Estado de la alquería en 1974
Fuente: http://valenciadesaparecida.blogspot.com/2014/09/alqueria-pallardo-de-campanar-en.html

La alquería estaba compuesta por la casa principal, el almacén contiguo, el corral y el huerto tapiado, tan típico de estas propiedades. Con la rehabilitación integral llevada a cabo por el Ayuntamiento a petición de la Asociación de Vecinos de Campanar, experimenta una reforma completa del interior, con renovación de forjados, cubierta y la transformación espacial de la planta superior, que han cambiado radicalmente la imagen de esta antiquísima alquería. La alquería original estaba formada por dos plantas, la planta baja destinada a vivienda y la planta superior, de doble altura, destinada a cambra. La planta baja tenía una altura considerable, entre 4 y 5 metros. El acceso presentaba un aspecto majestuoso, con un forjado realizado de vigas de madera y revoltones de yeso que descansaba sobre un imponente arco escarzano realizado con sillares de piedra. Actualmente, no podemos apreciar ninguno de estos elementos constructivos característicos de la alquería. La cubierta está completamente renovada aunque ha mantenido su singular fisonomía. De igual forma, en las fachadas se han respetado los numerosos huecos, así como se han recuperado elementos tan característicos como la rejería o el exquisito reloj de sol que decora su fachada principal. En cambio se han obviado aspectos tan interesantes como los sillares de piedra para refuerzo base de las esquinas o el color azul del que hacía gala la alquería.

En 2016 prospera una moción de Ciudadanos con el apoyo de todos los grupos municipales. Con este acuerdo, las oficinas de Servicios Sociales que actualmente están en el edificio se trasladarán a unos locales vacíos del consistorio en la calle Marqués de San Juan. En 2017 la Asociación de Vecinos de Campanar reclama un centro cívico en la Alquería de Pallardó.

Fuentes:
Fotografías originales del autor, salvo mención

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