El refugio antiaéreo del Ayuntamiento de Valencia


Durante la Guerra Civil, València se estableció como capital de la República, y por ello era constantemente bombardeada por la aviación fascista italiana. Fue bombardeada 237 veces. La población debía protegerse de los bombardeos, y para ello la Junta de Defensa Antiaérea, a partir de enero de 1937 Junta de Defensa Pasiva, inició la construcción de decenas de refugios subterráneos. Existían cinco tipologías de refugio: públicos o de distrito, escolares, de fábricas y talleres, gubernamentales y particulares. En 1938 se construyó el del Grupo Escolar del actual Ayuntamiento de València.

Se trata de un refugio de tipo escolar, construido en el año 1938 (entre enero y julio de ese año) por parte del arquitecto municipal José Luis Téstor y que tenía una capacidad para albergar 700 niños del centro escolar situado en un lateral del propio edificio del Ayuntamiento.

Sirena antiaérea

Acceso al refugio

Escalera de acceso

Consta de dos entradas simétricas mediante escaleras y cinco naves alargadas paralelas, cubiertas con bóveda rebajada hecha de hormigón, y comunicadas entre sí mediante arcos de medio punto.

Las dos naves extremas son más largas. En una de ellas se situaba la sala de máquinas con el extractor de aire eléctrico, que se conectaba a una red de canales por debajo del suelo y por dentro de las paredes, con lo que se conseguía mantener una ventilación adecuada dentro del refugio; este extractor tenía una manivela para accionarlo manualmente en caso de que fallase el suministro eléctrico. En el otro extremo del refugio estaban los retretes, cuyo desagüe iba a un pozo ciego.

Todas las naves tenían bancos de obra, donde se podían sentar los escolares mientras esperaban que pasara el peligro. El refugio disponía de electricidad distribuida mediante tubos de cobre que contenía el cable y que daban luz a las bombillas que colgaban directamente del techo.





Naves principales y arcos transversales

El refugio se ubica en el subsuelo del patio interior del edificio consistorial, pero el acceso actual se realiza por la calle Arzobispo Mayoral número 1. Nos dan la bienvenida siete enormes letras de hormigón, que conforman el rótulo ‘REFUGIO’, en esa tipografía tan personal y, ya icónica, de los refugios de la ciudad, de las que sólo dos de ellas son originales, recuperadas de otro refugio desaparecido. Antes de descender al subsuelo, el camino de acceso está jalonado con plafones de texto explicativos, que introducen al visitante en el contexto histórico y la naturaleza del espacio al que se va a acceder.

El proyecto municipal de recuperación del refugio se inició en abril de 2016, con un presupuesto de 212.000 euros (Levante 19 abril 2019). Un trabajo ambicioso que ha incluido estudios previos del inmueble, recopilación y consulta de documentación de época así como el análisis de los expedientes sobre su construcción, que se conservan en el Archivo Histórico Municipal. También se han realizado catas arqueológicas, y se han podido documentar elementos originales de la construcción como la existencia de retretes, sistema de iluminación y de ventilación o bancos corridos, adosados a la pared. En este sentido, hay que mencionar que antes de la intervención, el refugio se encontraba totalmente desvirtuado como consecuencia de las obras que se realizaron en la década 1950-1960. Esas reformas en el edificio consistorial también afectaron al refugio, que sufrió la eliminación de algunos elementos originales como los característicos bancos corridos o uno de los dos accesos con los que contaba. Además, fue totalmente repavimentado y se instalaron puertas y estanterías en las galerías. De hecho, hasta la fecha, el refugio había sido convertido en un sótano compartimentado para almacenar papeles a modo de trastero, en una metáfora desoladora del nulo valor que se le ha conferido hasta ahora.

Rejilla de ventilación

Escalera de salida del refugio

Finalizada la intervención arqueológica, se llevaron a cabo trabajos de reforma interior y de restauración del espacio a cargo de ‘Mesquecons” y ‘Noema Restauradores’. La restauración ha consistido, principalmente, en trabajos de limpieza y la eliminación de elementos intrusivos, lo que han permitido la recuperación de la estructura y la estética original del refugio. La singularidad principal de este refugio son los pigmentos azul cobalto y rojizo que decoraban las galerías y la escalera de acceso, respectivamente, y que se localizaron residualmente en algunos puntos de las paredes. El refugio se puede visitar desde abril de 2017 de forma gratuita y con cita previa.

Fuentes:
Fotografías originales del autor

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