Manuel González Martí y el palacio del Marqués de Dos Aguas


Manuel González Martí nació el 1 de enero de 1877. Estudió Derecho en la Universidad de Valencia y Bellas Artes en la Real Academia de San Carlos. A los dieciocho años, empezó su colección de cerámica inspirado por su profesor, el escultor, dibujante y coleccionista de azulejería Mariano García Mas, y más tarde por la publicación del primer gran estudio de la azulejería valenciana del arquitecto catalán José Font y Gumá.

En 1897 inició su trayectoria como caricaturista bajo el seudónimo de Folchi , fundando y colaborando en revistas de humor y arte como Cascarrabias (1897), Arte Moderno (1900), Valencia Artística (1903) o Impresiones (1908). En esta faceta contactó con artistas como José y Mariano Benlliure. Sus caricaturas fueron premiadas con la medalla de oro en la Exposición Regional Valenciana de 1909 y con la de plata en la Exposición Internacional de Barcelona de 1911.

Como estudioso de la cerámica, descubrió en 1907 los restos arqueológicos de las antiguas alfarerías medievales de Paterna, colaborando en las primeras excavaciones que se realizaron en aquel lugar. Su colección cerámica era ya considerable en 1909, como prueba el hecho de que prestara numerosas obras a la Exposición Regional Valenciana y a la Exposición Nacional, sección de Arte retrospectivo, de 1910. En 1911 inició sus estudios de azulejería, viajando a Roma para conocer de cerca los azulejos valencianos de las Salas Borgianas en las dependencias vaticanas, siendo acogido por el entonces director de la Academia de España, José Benlliure.

Al crearse la Escuela de Cerámica de Manises en 1914, Manuel González Martí se integró en ella como profesor de estudios prácticos de Evolución Técnica y Artística de la Cerámica y allí ejerció su principal actividad profesional. Oficializada en 1916, González Martí se convirtió en su director desde 1922 a 1936, retomando la dirección de la misma tras la Guerra Civil (1936 - 1939) hasta su jubilación en 1947. Como museólogo le fue encomendada la dirección del Museo de Bellas Artes de Valencia en 1940, cargo que ostentó hasta 1955. Ya jubilado, fue también Diputado provincial de Cultura, entre 1949 y 1950, y Vicepresidente de la Diputación entre 1952 y 1955.

Torreón

Detalle de balcón

Al no tener descendencia, González Martí y Amelia Cuñat ya habían decidido tiempo atrás hacer donación de toda su colección de cerámica, pintura, muebles, grabados y abanicos. Pero esa donación estaba condicionada a que sus fondos no salieran nunca de Valencia.

Así, el 7 de de febrero de 1947, se creó por decreto el Museo Nacional de Cerámica, del cual el fundador fue designado director vitalicio. Según la prensa de la época, la colección constaba de 6.000 obras, entre las que se encontraba un importante elenco de azulejería y cerámica medieval, así como un numerosísimo conjunto de reflejo metálico de los siglos XVII y XVIII, azulejería del siglo XVIII y lozas populares del siglo XIX.


Patio de acceso

Desde el museo, González Martí se preocupó por incrementar enormemente esos fondos de partida recibiendo donaciones y depósitos de particulares e instituciones. Junto a ello también ingresaron múltiples objetos personales del matrimonio, como recuerdos de su larga relación con la Escuela de Cerámica, muebles, abanicos y una gran colección de pintura y grabado, así como su biblioteca. A partir de ese momento su vida se concentró en asegurar el futuro del Museo de Cerámica y del Museo de Bellas Artes, planificando diversas actuaciones de mejora de las instalaciones.

Finalmente, González Martí consiguió que el Ministerio de Educación Nacional adquiriera el Palacio del Marqués de Dos Aguas como futura sede del Museo de Cerámica, donde se instaló en 1954.Desde ese momento el Museo pasó a ser el centro de su vida, batallando año tras año en continuas reformas de instalaciones y ampliaciones, recibiendo cientos de donaciones y publicando, además, innumerables trabajos sobre sus fondos, sobre los donantes, sobre las nuevas salas y sobre sus memorias durante veinticinco años.En 1952 llegó la adquisición formal del Palacio de Dos Aguas por el Ministerio de Educación Nacional y en 1954, ultimados los trabajos de restauración, se preparaba el traslado de los bienes a su nueva sede. El fondo constitucional del museo es la colección de cerámica, parte del mobiliario y otros bienes del fundador. Durante los años que Manuel González Martí estuvo al frente del Museo inició una amplia labor de captación de obra mediante donaciones, legados o depósitos. Pero no se limitó a recopilar obras cerámicas, sino que también abarcó campos como la indumentaria, la pintura, la bibliofilia, las artes gráficas, la escultura, el mueble, etc. Por este motivo el 9 de octubre de 1969, según el Decreto 2.517/1969 se adoptó el nombre de Museo Nacional de Cerámica y de las Artes Suntuarias.


Oratorio

El palacio del Marqués de Dos Aguas se encuentra en el centro histórico de Valencia, en la calle Poeta Querol. El espacio en el que se ubica probablemente estuvo ocupado por una necrópolis romana de los siglos I al III d.C., como lo indican los hallazgos en uno de sus patios el 9 de septiembre de 1743.

La construcción del antiguo edificio del Palacio se debe a la familia Rabassa de Perellós. Giner Rabassa de Perellós y Montagut adquirirá el señorío de Dos Aguas en 1496 a Luis Cornell Boil de Ladrón, iniciándose así la Baronía de Dos Aguas. Tal vez entonces se impulsaran las primeras reformas de importancia del edificio, que se extenderán a los siglos siguientes, incluso ampliando su superficie mediante la compra de propiedades colindantes.

Salón rojo

Salón de baile

Escalera

Sin embargo el aspecto exterior del edificio no variará excesivamente, en relación con la configuración medieval, hasta el ascenso al marquesado de los barones. El plano de Valencia realizado por el Padre Tosca en 1704 incluye vistas del Palacio contemporáneas a cuando se alcanzó el marquesado con Giner Rabassa de Perellós y Pardo en 1699. El edificio gótico era una construcción que constaba de entresuelo, planta noble y desván con galería corrida, al modo de otros palacios similares de la época, como el de la Almoina. El conjunto se completaba con tres alas alrededor del patio con entresuelo y piso. En la parte trasera se repetía esta configuración en torno a otro patio cerrado por dos crujías. Ese segundo patio era en realidad un huerto que posteriormente albergaría un jardín (hacia 1825).

Hacia 1740, Giner Rabassa de Perellós, III Marqués de Dos Aguas, decide renovar su casa solariega como muestra de su poder y linaje, encargando la obra al grabador y pintor Hipólito Rovira, que sustituye el carácter severo de la antigua casa por una gran abundancia decorativa.

De esta reforma destaca especialmente la portada principal , que fue realizada en alabastro por Ignacio Vergara, según el diseño de Hipólito Rovira. La fachada está presidida por la imagen de la Virgen del Rosario, obra de Francisco Molinelli, incrustada en un nicho que permite su apertura con una puerta corredera convexa desde donde descienden dos caudales de agua en alusión al título de los marqueses, con dos atlantes a los lados que simbolizan sendos ríos. Estaba protegida por un balcón corrido del cual se conservan grabados y fotografías.

Portada de Ignacio Vergara

Virgen del Rosario



Detalles de la portada

Pero la reforma de mayor envergadura se emprenderá con D. Vicente Dasí Lluesma, quien hereda el título de marqués de Dos Aguas en 1853, al agotarse la sucesión directa. Éste decide llevar a cabo una amplia reforma del edificio entre 1854 y 1867, de carácter básicamente ornamental en un claro eclecticismo, que combina rococó, neo-imperio y motivos chinescos.

La reforma se basó en un cuidadoso estudio de la esencia del propio inmueble, como evidencia el proyecto de Ramón M. Ximénez y Cros. Así pues, se modificó, sustituyendo por un estucado jaspeado el endeble estuco figurado de Rovira y rehecho por Ferrer en el siglo XVIII, ya que carecía de cualquier protección, como un alero o saledizo. También se derribó el balcón corrido del siglo XVIII. En esta segunda gran reforma del palacio la escalera principal es reformada en su totalidad. Sólo permanece de la anterior reforma barroca la bóveda vaída que cubre la caja de la escalera y que fue pintada por Hipólito Rovira y que es lo único que se conserva además de la portada, de la primera reforma del edificio. Los frescos de la bóveda forman un conjunto de personajes y dioses de la mitología clásica: Minerva, Ceres, Júpiter, Mercurio etc. La bóveda apoya en cuatro pechinas en estuco sujetas por atlantes y decoradas por Luis Domingo con las cuatro partes del mundo conocido representados por sus animales alegóricos: America con una caimán, África con un león, Asia con un elefante y Europa con un caballo. En el patio interior se sustituyeron las ventanas góticas por balcones con relieves de figuras alegóricas alusivas a las artes (arquitectura y escultura), a la agricultura y al comercio, base de la riqueza del marqués. En la reforma participaron Salustiano Asenjo y José Brel junto a Plácido Francés, José Felipe Parra, José Marcelo de Contreras, Francisco Molinelli, Eleuterio Álamo y otros, como artífices de la decoración, creando programas adaptados a la función de cada ámbito.

Estas obras crearon un conjunto de espacios, alterando la altura de las salas, acortando otras o revistiendo los techos con escayolas que luego servirían de soporte a la decoración de cada ámbito.

Asimismo, se adquirió mobiliario de la época, como el conjunto de muebles de Dresde con aplicaciones de porcelana sajona de la llamada Sala de Porcelana. Tras años de obras se inauguró la reforma el 17 de mayo de 1867.

Carroza de los Marqueses de Dos Aguas

Carroza de los Marqueses de Llanera

En 1941 el Palacio fue declarado monumento histórico-artístico y en 1949 fue vendido y adquirido por el Ministerio de Educación para ubicar la importante colección de cerámica de D. Manuel González Martí y su esposa Doña Amelia Cuñat, donada al estado el 7 de febrero de 1947. Durante siete años tuvo su sede en el domicilio del fundador, pero tras la rehabilitación del Palacio de Dos Aguas, llevada a cabo entre el 26 de julio de 1950 y 18 de Junio de 1954, abrió allí sus puertas el Museo Nacional de Cerámica y de las Artes Suntuarias González Martí.

Entre 1969 y 1972 se amplió el Museo, iniciándose la construcción de una nueva ala que en su exterior reproduce fielmente el estilo de la fachada del Palacio del siglo XIX

En los años 80 el Museo necesitaba mejorar su infraestructura e instalaciones así como emprender la restauración del inmueble y la renovación de su museología. En 1990 el Museo se cerró al público para acometer las obras de rehabilitación, que se extenderían hasta el año 1998, en que reabrió sus puertas al público.

Fuentes:
Fotografías originales del autor

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