Las Aguadoras, de Octavio Vicent



Es un grupo escultórico en bronce, obra de Octavio Vicent Cortina, formado por dos figuras femeninas desnudas en el interior de una alberca circular con las piernas sumergidas en el agua, representadas de pie y a tamaño mayor que del natural. Llevan sobre sus cabezas dos cántaros de agua; una la sujeta únicamente con la mano izquierda, la otra, con las dos manos alzadas y con el pie izquierdo apoyado en una piedra.

En un principio, eran dos originales en escayola, ofrecidas gratuitamente por el escultor, destinadas a ornamentar la fuente monumental que existía en la Plaza de la Reina. Una de las esculturas fue colocada en 1970 mientras que la segunda lo fue en 1972, tras ser instalada previamente en la Casa Consistorial. La obra obtuvo la primera medalla de escultura en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1950.


Su autor, el escultor Octavio Vicent Cortina, es hijo del escultor Carmelo Vicent. En 1930 ingresó en la Escuela superior de pintura de San Fernando y en 1935 consiguió por oposición la pensión Piquer de dicha institución que le permitió continuar su preparación académica en la Accademia di Belle Arti de Florencia. Al finalizar la Guerra civil española, en la que participó como combatiente, regresó a su Valencia natal.

En 1945 obtuvo la tercera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes con una obra que representa al mártir San Sebastián. En 1947 ganó por oposición la cátedra de modelado al natural de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y en 1948 obtiene la segunda medalla de la Exposición de Bellas Artes de Madrid con dos relieves "La música profana" y la música religiosa". Fue primer premio de Escultura Mediterránea en Alicante en 1957. En 1958 recibe el Premio Nacional de Escultura, y en 1959 el Premio Guadalquivir de Sevilla. En 1963 tomó posesión de la plaza como Académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.

Falla municipal de 1970. Imagen cortesía de http://www.cendradigital.com/

Como artista de fallero, cabe recordar la gigantesca figura del Coloso de Rodas plantada en la Plaza del Ayuntamiento (entonces del Caudillo) en 1970. La figura cayó durante la plantà debido al fuerte viento y sólo se salvó intacta la cabeza, sustituyendo el cuerpo del Coloso por una columna lisa de madera pintada de colores. Al año siguiente, gracias a los falleros y al tesón de Octavio Vicent, se volvió a plantar otro “Coloso de Rodas”, pero con algunas modificaciones, mejorado artísticamente. El artista volvía a ser el mismo, así como el lema de la falla, realizándose de nuevo la misma enorme figura en un monumento que alcanzó los 25 metros, como el del año 1970. 

Fuentes:
Fotografías originales del autor, salvo mención

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