La fábrica de cepillos Máximo Buch
La fábrica de cepillos industriales fue fundada por el industrial Máximo Buch, un alemán de Leipzig que pisó Valencia en 1885, justo el año en que se derribaron las murallas de la ciudad. La colonia alemana de la ciudad se reunía todos los domingos, y en estas reuniones conoció a su esposa; era enfermera de quirófano y la fichó el doctor Antolí Candela con un contrato de dos años que le permitió venir a España. Tanto él como su hijo y su nieto fueron cónsules de Alemania en Valencia. Uno de sus biznietos, del mismo nombre, fue conseller de economía en el gobierno autonómico de Fabra entre 2012 y 2015, y es actualmente diputado autonómico.
En diciembre de 1929, según recoge la prensa de la época, la fábrica sufrió un incendio; sufrió pérdidas por valor de 150 000 ptas de la época. En 1936, antes del inicio de la guerra civil, le fue adjudicado el concurso para la provisión de cepillos para el calzado del ejército de tierra, por un valor de 137 000 ptas.
Después de la segunda guerra mundial la empresa estuvo intervenida porque había sospechas de que se ocultaba dinero del Estado alemán. Los aliados buscaron por todas partes, pero no encontraron nada; en 1948 se publicó la orden por la que quedaba exceptuada del bloqueo de bienes de propiedad extranjera. Años después la empresa se traslada al polígono Fuente del Jarro por la prohibición de entrar camiones a Valencia que dificultaba el trabajo.
En 1935 el arquitecto Luis Albert Ballesteros elabora el proyecto para la construcción, entre 1936 y 1938, de una fábrica de cepillos y un edificio destinado a oficinas y viviendas. Está situado sobre un solar rectangular que recae a dos calles opuestas y es, sin duda alguna, el mejor ejemplo valenciano de arquitectura purista, próximo a la línea racionalista. El conjunto se incluye en una manzana del ensanche sur, cercana al cauce viejo del río Turia (hoy Jardín del Turia) y junto a la calle Quart Extramuros, antigua vía de acceso al centro histórico desde la carretera de Madrid. La fábrica ocupa parte de las dos fachadas y del patio central de manzana, se desarrolla en dos plantas y tiene su acceso por la calle San Jacinto. El edificio principal consta de planta baja y primera, destinadas a las dependencias y oficinas principales de la empresa, y de cuatro plantas y ático de uso residencial. El ascensor y la escalera, centrada y de tres tramos, dan acceso a dos viviendas por planta, distribuidas funcionalmente de tal manera que el gabinete y dos dormitorios recaen a la calle Quart; comedor, cocina y tercer dormitorio a una gran galería sobre el patio de manzana; y un último dormitorio y baño al patio de luces diseñado junto a las medianeras. La fachada posterior basa su simétrica composición en el voladizo continuo y uniforme que forman las galerías, con huecos horizontales sobre antepecho de ladrillo visto. En cambio la principal es fuertemente asimétrica, como consecuencia del libre juego de sus voladizos, simples volúmenes de geometría pura y aristada, de dominio vertical compensado por la sistemática horizontalidad de sus grandes ventanales que, solos o con entrepaños de ladrillo, ocupan totalmente su frente.
Actualmente el edificio de viviendas mantiene su uso residencial. La fábrica Buch y las oficinas fueron rehabilitadas por los arquitectos Soledad Candela y José E. Mortes y hoy en día albergan la escuela de arte y diseño Barreira que aún hoy conserva la estructura, el material y algunas de las máquinas con las que se trabajaba a principios del pasado siglo.
Fuentes:
Fotografías originales del autor
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