La Patatera, la disco y el súper


Este edificio era un almacén de patatas, donde los labradores iban a vender su cosecha al por mayor. Se encuentra en la calle Emilio Baró de Valencia, en el barrio de Benimaclet. También tenían un servicio de báscula para pesar los camiones. Se pesaban para poder pasar por el consumo, una pequeña aduana donde se pagaba un impuesto para regular la entrada y salida de mercancía en la ciudad de Valencia. Allí, se les exigía un documento para aclarar qué cantidad de productos llevaban. Este servicio era para cualquiera que iba allí, no sólo camiones sino también carros. Allí vivía un matrimonio, los caseros, que cuidaban del almacén. La casa donde vivían aún sigue en pie.

Antigua vivienda de los caseros

El edificio dejó de funcionar como patatera y, el 29 de Diciembre de 1983, se inauguró la discoteca Pachá Auditorium, una franquicia que ya se creó con éxito en Ibiza y Sitges, y con su mítico logotipo de las dos cerezas. Se trataba de una impresionante sala de conciertos y discoteca, con la última tecnología en iluminación espectacular, sonido, aire acondicionado, extracción de humos y seguridad. Se convirtió en un eje central del movimiento juvenil. Había diferentes espacios en varias alturas: discoteca, hamburguesería, boutique, quiosco y sala de máquinas de juego. Los principales propietarios (junto a otros propietarios que estaban en la sombra) fueron Napoleón Beltrán y su hermano Rangel, Jeff Teysandier, experto en la gestión de otras discotecas estaba al frente de la dirección y Pichi Ferris fue el relaciones públicas que se rodeó de una juventud que vendía bien el producto, destacando un jovencísimo Toni Cantó. Vicente Mañó, promotor y productor de espectáculos, llevó a muchos grupos de primer orden como Depeche Mode en 1984. El primer concierto celebrado en esta mítica discoteca "el comercio del ocio" por excelencia de la ciudad de Valencia fue el 7 de enero de 1984, con la troupe formada por Alaska y Dinarama junto con Pedro Almodóvar y Fabio Mcnamara con pelucas y travestidos, cantando unos las canciones de los otros, dejando estupefactos al joven público valenciano que se encontraban de frente con la Movida a este sitio de provincias.

Calle Emilio Baró, esquina Gabriel Bernat Condomina

Fachada principal

Pachá Valencia comenzó a hacer aguas por sus elevados costes y porque la discoteca no acababa de funcionar. Cambió de nombre por diferencias económicas con Ricardo Urgell, propietario de la famosa marca de ocio internacional. Pasó a llamarse Arena Auditorium y la sociedad original también se dispersó. Por Arena pasaron también decenas de grupos y solistas españoles y extranjeros como, Iggy Pop, Radiohead, Héroes del Silencio, Radio Futura, etc. La lista de conciertos que allí hubo no tiene fin. Durante cerca de 15 años se erigió en el centro de referencia musical de la urbe. Para varias generaciones de valencianos, lo vivido allí entre sus muros, son recuerdos imborrables. Nadie puede quitarle los méritos de haber traído a Valencia a las mejores estrellas del pop rock. A lo largo de Emilio Baró se veían, a ciertas horas, a grandes grupos de jóvenes que venían andando desde el centro de Valencia o desde la parada de autobús, dirigiéndose a la discoteca.

Antiguo cartel de la discoteca Pachá.
Fuente: https://www.todocoleccion.net

Las características del local y su aforo medio, con capacidad para varios miles de espectadores, catapultaron a Arena en el escalafón nacional. Pero la trayectoria ganada a pulso durante más de una década no evitó el final. La especulación urbanística y la construcción de edificios a su alrededor trajo numerosas protestas vecinales y denuncias que acabaron con la paciencia de los propietarios. Pasó de ser una discoteca en medio de un solar a ser engullida por el barrio que fue avanzado poco a poco. El ocio nocturno de la época fue asociado a drogas y violencia, y la discoteca cerró sus puertas a finales de 1999.

Cacrtel de Ramones en Arena Auditorium.
Fuente: http://epoca1.valenciaplaza.com

Según el Plan General de Ordenación Urbana de Valencia, la construcción está protegida y en teoría a salvo de la especulación urbanística, ya que la parcela figura con una calificación de uso terciario y no puede acoger viviendas.

El edificio continuó su deterioro. Sufrió varios incendios, en noviembre de 2012 y en enero de 2015, y en junio de 2013 sufrió varios desplomes en la cubierta. Finalmente, tras la rehabilitación del edificio protegido, durante la cual falleció un trabajador en accidente laboral, en junio de 2019 abrió sus puertas de nuevo, esta vez convertido en un nuevo supermercado Consum, para dar un nuevo servicio al barrio.

Fuentes:
Fotografías originales del autor, salvo mención

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