El Dispensario de la Avenida del Puerto y la lucha contra la tuberculosis en Valencia.


A finales del siglo XIX y principios del XX, la tuberculosis era la enfermedad infecciosa crónica de mayor mortalidad; en Valencia representaba el cinco por ciento de la mortalidad general. Las medidas tomadas para controlar la tuberculosis resultaban ineficaces treinta años después del descubrimiento del bacilo de Koch, y la enfermedad no había sido vencida. Hubo que esperar a la progresiva implantación de técnicas diagnósticas como los rayos X y la tuberculina, y de medicamentos eficaces para que la disminución de la tuberculosis fuera significativa.

El descubrimiento del bacilo de Koch en 1882 como agente causal de la tuberculosis no hizo olvidar el papel que la pobreza, con sus secuelas de mala alimentación, hacinamiento, viviendas insalubres, etc. jugaba en la enfermedad. Francisco Moliner Nicolás, catedrático de clínica médica, intentó mitigar este problema mediante la creación de una «Liga Nacional contra la tuberculosis y de socorro a los tísicos pobres» para favorecer la construcción de sanatorios antituberculosos gratuitos. Proponía entre ellos el de Porta-Coeli, por él promovido. Preocupado por la falta de atención que recibían los miembros de las clases sociales más humildes, especialmente los obreros de las fábricas y talleres entre los que se cebaba con mayor virulencia la tuberculosis, propuso el ingreso de los enfermos pobres en granjas-sanatorios en las que poder recuperar la salud mediante la acción combinada del aire puro, el sol, el reposo y la alimentación, todo ello bajo una estricta vigilancia médica. Debido al elevado coste de este tratamiento, Moliner solicitaba que fuera sufragado por los poderes públicos y por suscripción popular. Era un hecho que el confinamiento de los tísicos disminuía los focos de infección.

En 1903 se fundó en Madrid la Asociación Antituberculosa Española, germen de las futuras Juntas o Ligas provinciales y locales contra la tuberculosis, creadas según Orden de 17 de junio de 1904. Dos años más tarde se constituyó en Valencia la Liga antituberculosa provincial valenciana. Entre los miembros de su comité ejecutivo se encontraban Constantino Gómez Reig, catedrático de higiene y el otorrinolaringólogo Faustino Barberá. Su labor se orientó principalmente hacia la promulgación de medidas higiénicas destinadas a evitar el contagio de la enfermedad. Mediante sucesivas campañas de propaganda se dictaban prescripciones como hervir la leche, no escupir en el suelo y usar escupideras, ventilar las habitaciones, etc. La Liga sufrió numerosas reorganizaciones y su ineficacia fue denunciada repetidamente por la prensa médica valenciana.

Fachada a la calle Islas Canarias

Fachada a la Avenida del Puerto

La institución antituberculosa central en el diagnóstico precoz de la enfermedad y en la educación sanitaria de la población fue el dispensario. El modelo de dispensario más extendido en España fue el denominado tipo Calmette, cuyas funciones abarcaban la prevención, educación, asistencia y saneamiento en relación con la tuberculosis, excluyendo entre sus labores la tisioterapia en sentido estricto. En Valencia se abrió un dispensario para tísicos pobres el 1 de junio de 1912 en la calle de Na Jordana. Contaba para su mantenimiento con una subvención estatal, mientras que la beneficencia municipal le suministraba los medicamentos. En la plantilla contaba con eminentes médicos locales que colaboraban de manera altruista, como Adolfo Gil y Morte, y Antolí Candela, entre otros. Los objetivos de este dispensario eran el diagnóstico precoz de la tuberculosis mediante la prueba de la tuberculina y el tratamiento, tanto médico, con la administración de calcio intravenoso o sales de oro, como quirúrgico, con la realización de neumotórax terapéutico y frenicectomías (extirpación quirúrgica de una parte del nervio frénico para paralizar el diafragma). La vacunación hubo de esperar a 1919, cuando se dispuso de la vacuna desarrollada por Jaime Ferrán. En 1926, con la finalidad de mejorar las instalaciones, fue trasladado a uno de los pabellones del lazareto municipal, situado en la confluencia de las avenidas de Pérez Galdós y Cuenca. Allí instalado, le sorprendió la proclamación de la República, momento a partir del cual se inició una nueva etapa en la vida del dispensario pues, la disolución del Real Patronato de Lucha Antituberculosa, trajo consigo la desaparición de las juntas provinciales y la creación de comisiones gestoras provinciales de lucha antituberculosa. En enero de 1933 el Ayuntamiento de Valencia, propietario del inmueble que venía ocupando el dispensario, lo desalojó para trasladar al lazareto su instituto de oncología. Las pertenencias del antiguo dispensario se trasladaron a los sótanos, recién acabados, del nuevo edificio destinado a Instituto Provincial de Higiene de Valencia, en la calle Dr, Simarro nº 39 (actual calle Micer Mascó), donde pasó a denominarse dispensario antituberculoso provincial. Con esta denominación comenzó a funcionar el 1 de mayo de 1933.

El sanatorio antituberculoso fue la institución asistencial que completó la labor preventiva de los dispensarios. Dedicado fundamentalmente a la curación, actuó también como centro preventivo. Los llamados sanatorios de altitud, situados en la montaña, atendían a los tuberculosos pulmonares. En Valencia destacó el ya citado de Porta-Coeli, abierto por suscripción popular en 1899. Otro tipo de sanatorios antituberculosos fueron los marítimos, ubicados en la playa, los cuales acogían a niños escrofulosos, raquíticos o ya con tuberculosis ósea. En Valencia, la Junta Provincial contra la tuberculosis, por iniciativa del médico valenciano Pérez Feliú, abrió un sanatorio marítimo en la playa de la Malvarrosa. Se inauguró el 5 de abril de 1914 en un chalé cerca del mar con apenas cuatro niños tuberculosos y fue subvencionado por el Ayuntamiento, la Diputación y la caridad pública. Once años más tarde, ya en su ubicación definitiva como Sanatorio de la Malvarrosa, pasó a depender de la Dirección General de Sanidad, con una cobertura nacional.

Sanatorio de la Malvarrosa, en su ubicación inicial
Fuente: https://clinicomalvarrosa.san.gva.es/

Aspecto actual

De acuerdo con la Orden del Ministerio de Gobernación de 12 de mayo de 1932, se consignó en los presupuestos generales del Estado la cantidad de 1.280.000 pesetas para la creación de 20 nuevos dispensarios antituberculosos, entre los cuales se preveía instalar uno en Valencia. Unos meses más tarde, se convocaron los concursos libres de méritos para la provisión de plazas de médicos ayudantes tisiólogos, otorrinolaringólogos, pediatras, médicos de laboratorio y radiólogos para prestar servicio en estos dispensarios, con una dotación anual de 4.000 pesetas para los primeros y 3.000 para cada uno de los demás especialistas. El Dispensario Antituberculoso Central de Valencia comenzó a funcionar el día 3 de abril de 1933, bajo la dirección del tisiólogo Luis de Velasco Belausteguigoitia, quien contó en su equipo de médicos con Dolores Vilar Gallego, Ernesto Alonso Ferrer, Emilio Damiá Maiques y José Blay Santos, en las especialidades de pediatría, otorrinolaringología, radiología y laboratorio. Este equipo estaba apoyado por tres enfermeras visitadoras, y contaba con la colaboración de un grupo de médicos asistentes voluntarios. Aunque la ubicación del dispensario en la avenida del Puerto resultaba un tanto alejada de la población, disponía de medios de comunicación con los distritos centrales y marítimos. El establecimiento constaba, en la planta baja, de una secretaría y fichero que realizaba el papel de archivo, una sala de espera para adultos y otra para niños, sala de consulta para estos últimos e instalación de rayos X. También en esta planta se hallaba el laboratorio, la cámara para el revelado de las placas y un almacén de medicamentos donde se administraban diariamente las inyecciones. El piso superior albergaba las consultas de otorrinolaringología y adultos, una pequeña enfermería con dos camas para casos de urgencia, el despacho del médico jefe, una sala de conferencias y la vivienda del conserje.

En el primer año de funcionamiento del dispensario, destacaba la importancia de la labor de investigación sistemática en los familiares de los enfermos, así como en la población escolar, como método para descubrir nuevos casos de enfermedad. Éste era el principal cometido asignado a las enfermeras visitadoras, cuya figura ya se presumía imprescindible dentro del campo de la salud pública en aquellos países de mayor nivel de desarrollo. La labor de estas profesionales debía centrarse en hacer búsqueda activa de casos y contactos, procurarles asistencia médica, la declaración de los casos, instruir a los familiares en el cuidado del enfermo y en los medios para evitar el contagio, procurarle tratamiento en instituciones adecuadas, enseñarle higiene personal y ayudar al enfermo a su salida del sanatorio para favorecer su rehabilitación. Sin embargo, el director del dispensario valenciano se lamentaba de la limitación que suponía la escasez de enfermeras visitadoras con que había sido dotado, para poder poner en práctica la búsqueda activa de casos.

Pero, a pesar de que el dispensario antituberculoso central de la avenida del Puerto supuso un importante refuerzo a la labor que venía realizando el dispensario provincial del IPHV, se hacía cada vez más necesario extender la lucha antituberculosa al medio rural, pues los dos centros existentes en la capital se encontraban cada vez más saturados, al tener que asistir a un importante contingente de enfermos desplazados desde el medio rural. La creación de los centros secundarios de higiene de Játiva, Gandía y Sagunto, fue fundamental en la organización de la lucha antituberculosa.

Actualmente el edificio alberga la sede del Instituto Valenciano de Servicios Sociales (IVASS), antiguo IVADIS, entidad adscrita a la Conselleria competente en materia de asistencia y servicios sociales, encargada de la protección y tutela de las personas discapacitadas psíquicas y de las afectadas por otras discapacidades, así como de la prestación y ejecución de actuaciones en materia de servicios sociales y acción social.

Fuentes:
Fotografías originales del autor, salvo mención

Comentarios

Entradas populares de este blog

La desaparecida Academia Castellano, Valencia

La antigua Cárcel de Mujeres, Valencia

Homenaje a Blanquita