La máquina voladora de Bernabé Dombón y la Casa de la Reina


En el año 1837 los actuales barrios de El Cabañal, Cañamelar y Cabo de Francia, que forman la fachada litoral de la ciudad de Valencia al norte del puerto, obtuvieron la independencia municipal bajo el Ayuntamiento de Pueblo Nuevo del Mar. Este hecho impulsó una necesitada ordenación urbana del nuevo municipio, constituido hasta el momento por barracas de pescadores. En 1840 se planificó un singular urbanismo formado por manzanas paralelas a la playa, siguiendo un trazado ortogonal. En uno de los solares reparcelados en 1840, tras una serie de compraventas en ocasiones puramente especulativas, Bernabé Dombón y Olivar, vecino de la Villa y Corte de Madrid, constructor de máquinas de Su Majestad, edificó entre 1859 y 1862 su residencia y también taller para sus inventos, entre ellos una máquina voladora, a cuya presentación deseaba invitar a la Reina Isabel II, inicio de la leyenda que bautizó a la vivienda como “Casa de la Reina”. La máquina fue un fracaso y se estrelló en la playa de la Malvarrosa sin la asistencia de la Reina; recordemos que el primer vuelo a motor se atribuye a los hermanos Wright en 1903.

En mayo de 1858 se reciben en la redacción de algunos periódicos un folleto titulado "Navegación aérea" y firmado por Bernabé Dombón en el que indicaba un sistema nuevo de elevar un cuerpo y dirigirlo por el aire al punto que se quiera. También se proponía la formación de una sociedad por acciones denominada "La Constancia" para construir la máquina de nombre Dombón. Dicha nota fue acogida de manera jocosa por la prensa.

El 8 del mismo mes, en El Estado, el Sr. Dombón publica una nota en el que muestra su indignación por la forma de publicar la noticia expresando que se le debe más respeto por haber inventado un mecanismo que tiene por objeto elevar un cuerpo y dirigirlo y que este mecanismo será una máquina de nombre Dombón. Poco después en El Saldubense publicaba que a principio de los 40 el Sr. Dombón de oficio ebanista ya ambicionaba legar su nombre para la posteridad.

Piso principal a la calle de la Reina

Bernabé Dombón, inventor de máquinas de Su Majestad, fue un personaje peculiar que como ha perdurado en la tradición oral y en los documentos consultados debió caracterizarse por un carácter resolutivo y emprendedor. Nacido en Zaragoza hacia 1812 con residencia a caballo entre Valencia y Madrid, debía poseer una renta importante como testimonia el precio que pagó por el solar, 19.500 reales, y el desembolso inmediato que significó la edificación de una parcela el doble de grande que la mayor parte de las parcelas del barrio. Fue él mismo quien dirigió las obras al comienzo de la edificación, razón por la cual fue amonestado y se le requirió la presencia de un arquitecto, Joaquín Cabrera, quien firmará los planos de un proyecto que para entonces ya estaba ejecutándose y posiblemente en un estado muy avanzado. En junio de 1860 el Ayuntamiento de Pueblo Nuevo del Mar ordena la paralización de las obras por construirse sin licencia y sin la dirección de un arquitecto o un maestro de obras, lo cual contraviene la ordenanza. Pero Bernabé Dombón ni paralizó la obra ni pagó la multa.

En marzo de 1861 nuestro hombre se dirige al Arquitecto solicitando la construcción del edificio y taller de maquinaria de tornillería, así como la colocación, en la fachada de la calle de la Barraca, de una columna para un molino de viento para mover la maquinaria, presentando los planos de las fachadas. En agosto de 1865 se subastan las propiedades de la casa, conocida actualmente como Casa de la Reina. En 1868 la propiedad es adquirida por Juan de la Cruz Baya, y desde 2002 es biblioteca municipal y cuenta con 780 metros cuadrados dedicados a la consulta y préstamo de libros.

Fachada posterior a la calle Barraca

Cubierta y columnas de fundición

Reja sobre la puerta posterior con la fecha 1859

A pesar de que la vivienda de la calle de la Reina 85 y el edificio con el número 88 de la calle de Barraca han formado parte desde el momento de su construcción de una misma propiedad y, aun existiendo puntos originales de comunicación entre ambos, estructuralmente los dos inmuebles son independientes por su sistema de muros, por las cotas de sus forjados y por el sistema de cubiertas. Entre ambos existe un espacio de transición formado por el patio flanqueado a cada lado por sendas habitaciones de una sola planta con terraza.

El taller de la calle Barraca, presenta una planta rectangular de unos 15.20 m de longitud por 7.50 m de profundidad, con dos crujías paralelas a fachada de idéntica anchura interna: 3.30 m. Posee dos niveles, planta baja y cambra o piso superior, y la cubierta es a dos aguas vertiendo a la calle y al patio interior respectivamente. Tras la venta del inmueble a Juan de la Cruz Baya en 1868, lo arrendó y fue utilizado en diversos momentos como cuadra para los caballos del Tranvía de Pueblo Nuevo del Mar y también como lechería. La cubierta se realiza mediante viguetas de madera y entarimado de listones de madera al interior, cubriéndose al exterior con teja árabe. A la planta superior se accedía a través de una escalera actualmente anulada, situada en el extremo Noreste del taller. Las dos crujías de la nave estaban divididas mediante un original tabique de madera en el que se dejaron una serie de vanos, unos con paso franco y otros en los que se interponían las columnas de fundición que sostienen la cubierta. En el centro de la nave se hallaba una viga de mayor calibre que las que formaban la estructura del tabique, la cual se ha relacionado con el eje o árbol perteneciente al motor de viento instalado por Bernabé Dombón, incluso se conservaba un rebaje semicircular con signos de rozamiento en esta viga. El aire fue la fuerza motriz de la maquinaria del taller, transmitida a través de ese árbol o eje a un embarrado con poleas y correas, artefacto poco habitual en tierras valencianas, en especial en el entorno de la huerta de Valencia, donde el agua fue la fuente tradicional de energía, sustituida en el siglo XIX por el vapor y más tarde por el gas pobre y la electricidad.

Detalle de la fachada a la calle de la Reina

Año 1862

La parte de vivienda con acceso desde la calle de la Reina, tiene su fachada proyectada por el arquitecto Joaquín Cabrera, hijo del que fue arquitecto mayor del Ayuntamiento de Valencia también llamado Joaquín Cabrera. Esta fachada se incluye en el estilo historicismo romántico, concretamente el estilo isabelino o clasicismo isabelino, generalizado a partir del segundo tercio del siglo XIX en España. El proyecto contemplaba su división en dos niveles, el primero abarcaba la planta baja y el entresuelo y el segundo el piso principal, divididos ambos por un balcón corrido. En ambos niveles existía un juego de arcadas con arcos de medio punto, con un total de cinco vanos por planta. Estos arcos no funcionan en realidad como tales, pues presentan un friso decorado a la altura de las impostas al exterior y un dintel al interior que transforma al vano en adintelado. El nivel inferior poseía el arco central más ancho, correspondiendo éste con el acceso principal del pasaje o eje central que articula el interior de la vivienda. Entre los arcos se disponían pilastras adosadas sobre una base aparentemente de sillería.

En el nivel superior, perteneciente al piso principal, se repite el mismo esquema de cinco vanos con arco de medio punto, todos ellos puertas que dan salida al balcón corrido con una barandilla muy simple de barras sin otra decoración. La vivienda fue finalizada unos meses después que el taller, como reza la fecha ya de 1862 situada en la reja del tímpano de la puerta principal. La estructura general del edificio consiste en una serie de muros de carga transversales a la fachada, por un lado las medianeras Norte y Sur y por otro los dos muros que delimitan el pasaje o eje central de la vivienda con acceso desde la puerta principal. A partir de aquí se disponen una serie de crujías paralelas a la calle, en total cuatro, cuyos forjados quedan sustentados por pilares situados en las medianeras y en los muros de carga del eje, contando además con un patio al fondo del edificio.

Distribuidor en la planta baja

Columnas de fundición con remate de ave

Ventanas del entresuelo

El espacio central, a doble altura (planta baja y entresuelo), funciona como pasillo distribuidor de las estancias de las alas o manos laterales. En la planta superior o principal todo el espacio es utilizado ya para habitaciones, si bien se mantiene la triple separación de ambientes en las dos alas laterales y la central, situándose en las laterales las habitaciones privadas y en la central los espacios semipúblicos, como son el comedor y el salón. En planta baja la crujía central concentra la mayor parte de los elementos suntuarios de la casa y, aun vertebrando los accesos a las crujías laterales, se consigue un peculiar efecto de proyección al interior de un ambiente semiurbano (poco doméstico) gracias a la distribución en naves en profundidad con unos muros de carga donde vanos de reducida luz impiden la libre visión de los espacios laterales.

Al entresuelo se accede por sendas escaleras independientes pues entre ambos laterales no existe comunicación al mediar el hueco del pasaje central que, como sabemos, ocupaba los dos primeros niveles. La escalera del ala izquierda únicamente da servicio al entresuelo, mientras que la del ala derecha sube al entresuelo, planta principal y desván. Este nivel acogió las pequeñas habitaciones del servicio, que se articulan por medio de un pasillo que atraviesa toda el ala, pegado al muro de carga del eje central. En la planta principal todo el espacio se hace habitable, incluida la nave central, la cual seguirá detentando la jerarquía espacial, pues es aquí donde se sitúan las dos estancias principales de carácter semipúblico, el comedor y el salón, frente a las habitaciones privadas de las alas. De nuevo será en estas dos habitaciones centrales donde encontraremos los elementos de mayor suntuosidad de la planta, como son, entre otros, la pavimentación a partir de baldosines tipo Nolla, pintura mural en las paredes del salón, tallas, chimenea y rejería de la balconada que da al patio.

Fuentes:
Fotografías originales del autor

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