La lonja de los pescadores del Cabanyal


El origen de la Lonja de Pescadores de la Marina Auxiliante se remonta a la sociedad del Cabanyal formada por patrones de barca, que deciden unirse para protegerse y colaborar mutuamente ante las dificultades y peligros del mar y botar y varar naves con bueyes.

Se proyecta próximo a la orilla para facilitar el trabajo de los pescadores, y de formas y materiales sencillos y humildes. Se construyó en la calle Eugenia Viñes número 171 a instancias de la sociedad Marina Auxiliante, según proyecto del maestro de obras Juan Bautista Gosálvez Navarro, vecino ilustre y antiguo alcalde de Pueblo Nuevo del Mar (el Cabanyal durante el siglo XIX), para albergar un grupo de viviendas obreras y la lonja de pescado del barrio del Cabanyal. Constituye una amplia manzana típica del barrio del Cabanyal, paralela al mar. Aunque proyectado en 1904 como lonja de pescado para venta mayorista, ya en 1909, recién terminadas las obras, se utilizó como Hospital de la Cruz Roja durante la guerra de África. Sus buenas condiciones higiénicas y su fácil adaptación para esta nueva función, sin necesidad de realizar ningún tipo de reformas, son exaltadas en una revista de la época. Los almacenes particulares de los pescadores que dan al mar se convirtieron en habitaciones de hospital y en las que se sitúan del otro lado del patio central se instalaron la cocina, farmacia, sala de operaciones, etc. y entre ambos cuerpos del edificio, en la nave central se deja el amplio patio, con luz de sol, adornado con plantas y pilas de agua, tal como queda descrito en la citada revista y en las imágenes que contiene. Terminada la contienda, comienza a utilizarse para aquello a lo que había sido proyectado, lonja del pescado. Los antiguos almacenes para útiles de pesca se van convirtiendo en viviendas de los pescadores. Las barcas de pesca son arrastradas hasta sus puertas desde la próxima orilla. Pasados treinta años, sigue siendo utilizada como lonja hasta casi la Guerra Civil, al finalizar la cual fue destinada a prisión, no volviendo a recuperar su uso, el que le ha dado nombre, debido a la construcción de una nueva lonja de pescado en uno de los muelles de la dársena interior del puerto de Valencia.

Fachada a la calle Eugenia Viñes

Fachada a la calle Historiador Coloma

Posee cuatro fachadas, una recayente a la calle Eugenia Viñes 171 en donde se construyeron las viviendas para la clase trabajadora, otra a la calle Peixcadors número 46 en donde se encuentra una de la fachadas y puertas de la lonja, otra en la fachada opuesta en la calle Historiador Coloma, y otra a la calle Homens de la Mar, en cuyo número 26, se encuentra otra fachada y puerta principal de la antigua lonja, de un marcado estilo modernista valenciano. Esta última en bastante mal estado de conservación.

El edificio es predominantemente longitudinal, con acceso por el Este para hacerlo directamente con la pesca desde la playa, anotar y pesar cantidades y retirarse después al correspondiente almacén del patrón, desde una nave central amplia y diáfana, la cual se cubre con una cubierta de teja árabe a dos aguas sobre viguetas de madera y cuchillos metálicos, que descansan sobre un cerramiento exterior de ladrillo cerámico macizo o pilares del mismo material.


Viviendas de pescadores a la calle Eugenia Viñes

Sus usos fueron muy diversos, y es que la distribución arquitectónica permite una gran flexibilidad funcional. Su estado actual, aunque deteriorado, todavía acoge diversas viviendas de vecinos del barrio. El plan de la ampliación de la avenida Blasco Ibáñez amenazó con destruir este emblemático edificio pese a que el PGOU de 1988 incluyó el edificio en su catálogo de edificios protegidos, con un nivel 2. El edificio está catalogado por el Registro de Arquitectura del siglo XX de la Comunidad Valenciana.

Viviendas en la plaza Hombres del Mar

En el entorno inmediato al edificio de la Lonja, se encuentra la Casa dels Bous, donde antiguamente se guardaban los utensilios de pesca y los toros o bueyes con los que se pescaba (mediante la pesca del Bou). El Ayuntamiento tenía la intención de vender los solares de 96 viviendas entre las calles Eugenia Viñes y Pavía; los residentes son propietarios de los inmuebles, pero no de las parcelas, por lo que ahora se inicia el proceso de adquisición. La Lonja se levanta sobre suelo público municipal y la concesión está pendiente de lo que dictamine un proceso judicial. Sus vecinos pues están censados, pagan IBI, tasas, seguros comunitarios, están reconocidos por el concesionario y tienen a su nombre los suministros básicos. En 2016 los vecinos de las 40 casetas decidieron unirse en una misma plataforma vecinal, Vullc, y reclamar la enajenación directa de un suelo en el que viven por trasmisión de sus antepasados desde hace un siglo.

Fuentes:
Fotografías originales del autor

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