La Casa del Relojero


El 10 de marzo de 1378 el cabildo de la Catedral de Valencia encargó a un mecánico relojero alemán, Johannes Alamanus, la instalación de un reloj en la antigua torre campanario de la Catedral, que se encontraba en la actual calle Barchilla. Este reloj de esfera de 24 horas estaba asociado a una campana que era tocada manualmente para avisar principalmente de los actos litúrgicos.

En 1413 se decidió instalar un nuevo reloj en una de las esquinas de la desaparecida Casa de la Ciudad. De ese reloj solo queda el nombre de la calle que lo enfrentaba y que lleva por nombre calle del Reloj Viejo. Este reloj era atendido por dos personas que eran las encargadas de hacer sonar la campana a las horas estipuladas. Sobrevivió hasta 1418, cuando se decidió un cambio de ubicación del mismo, porque el sonido de la campana, al estar situada en un lugar bajo, no era escuchada en todos los rincones de la ciudad. La campana se hacía sonar para marcar las horas de apertura y cierre de las murallas, los horarios de los gremios, actos litúrgicos importantes o los relevos de la guardia de la ciudad; su función era por tanto regular la vida civil de la ciudad.

El 21 de febrero de 1418 se firmó una concordia entre el Consell de la Ciutat y el cabildo catedralicio para ubicar un nuevo reloj en la torre campanario que todavía se estaba construyendo. Se acordó colocar una campana gobernada por un reloj (la actual Miquel que da nombre al campanario). Este reloj fue construido por el belga afincado en Valencia Robert de Melines, era un reloj de ruedas y cuerda, tenía una esfera pintada y también marcaba las fases de la luna. El reloj, colocado en 1426, tuvo que ser sustituido en 1446 porque su maquinaria adolecía de algunos defectos. La maquinaria fue colocada en el interior de una caseta adosada exteriormente al segundo cuerpo de la torre campanario, los relojeros contratados, tenían que tocar la campana de las horas de forma manual. En 1689 el reloj fue nuevamente renovado. 

El Micalet y la Casa del Relojero

La Casa y el edificio anexo

El edificio de la casa del relojero nació por tanto como vivienda para la persona encargada del mantenimiento y funcionamiento del reloj en su ubicación del Micalet. El empleado salía de la casa y entrando por un portillo en la base la torre subía hasta su emplazamiento para cuidar del mantenimiento y lo más importante, darle cuerda. Los relojeros eran empleados municipales y por tanto pagados por la ciudad, así que mientras los campaneros dependían del cabildo catedralicio y vivían en la propia torre campanario, los relojeros eran ajenos a la catedral y residían por tanto fuera de ella.

No sabemos con exactitud cuando se construyó el edificio, pero ya es mencionado en el libro de Murs e Valls en 1675. Hasta finales del siglo XVIII la calle del Miguelete tenía un trazado mucho más estrecho que la actual y ello causaba problemas de circulación, tanto por la posición de la torre del Micalet que la invadía, como por el escaso espacio que había delante de la puerta de la catedral por la situación de la casa Vestuario que dejaba poco lugar para el paso de las procesiones. Por ello, en 1793 se redacta un proyecto para ampliar la mencionada calle, lo que conlleva el derribo de varias casas, entre ellas la antigua casa Vestuario y la primitiva casa del relojero. En este momento también se expone la necesidad de renovar la caseta del reloj donde se hallaba la maquinaria del mismo, puesto que una remodelación hecha en la capilla de San Vicente Mártir de la catedral había tapado parcialmente la esfera del reloj y no podía verse bien la hora.

El antiguo reloj del Micalet.
Fuente: https://valenciabonita.es/wp-content/uploads/2015/12/reloj-del-Micalet.-1915.jpg


Estado en mayo de 2021

La ubicación que conocemos no es la inicial, sino que se propone entonces un proyecto para edificar una nueva casa del relojero, la que hoy conocemos, y un nuevo arco-pasadizo donde ubicar la maquinaria y el reloj puesto que el anterior arco se había tirado para ampliar la calle. El proyecto es aprobado por la Academia de San Carlos en el año 1797 y al año siguiente ya se está acabando la casa del relojero y se están edificando los soportales del nuevo arco donde se situará el nuevo reloj del que se solicita que la cuerda dure más de 24 horas.

Finalmente el arco no llegará a acabarse y el nuevo reloj tampoco se instaló, con lo que se continuó con el viejo situado en la caseta adosada al Micalet. En 1854 se toma la decisión de colocar un nuevo reloj en el mismo sitio que el anterior, pero éste ya con transmisión eléctrica y se abandonó definitivamente la construcción del nuevo arco que, según los planos conservados en el archivo municipal, llevaría en su parte alta la figura del dios Cronos y una placa con alusiones al rey Carlos IV y la fecha de 1797. De llegar a realizarse esta obra habría cambiado totalmente la visión que hoy tenemos de la calle Miguelete.

Edificio anexo, desde la calle Bordadores

Fachada posterior

El actual edificio se encuentra a los pies del Miquelete y su estructura consta de planta baja, dos pisos altos y una cuarta altura como desván. La planta baja se dedicaba a vivienda del relojero y se incluía un “obrador” o taller para las reparaciones del reloj. Pero finalmente las estancias para el mismo se situaron en la segunda planta, la primera estaba destinada a alquiler y la planta baja tuvo siempre un uso comercial. El último de ellos fue una cerería con venta de imágenes religiosas (Cerería Imágenes casa Sánchez) que tenía la entrada a la trastienda por la calle de Subida del Toledano. De esta tienda se conservan aún las estanterías y mostrador de madera que se supone se van a recuperar en el proyecto de rehabilitación. En su fachada tiene el escudo de la ciudad, elemento declarado desde 2014 Bien de Interés Cultural (BIC). El escudo, que conserva pequeños restos de policromía, fue labrado en el primer cuarto del siglo XIX. Los dos pisos altos de la fachada frontal, tienen dos balcones adintelados en cada uno de sus pisos, sustentados por tornapuntas de forja, el piso desván dispone de unos pequeños ventanucos. El edificio está construido en ladrillo con fachada revocada.

Durante seis siglos, reloj y campana dirigieron el ciclo del trabajo, el descanso, la diversión y la religiosidad de los valencianos. El último relojero del que hay constancia que cuidara la maquinaria del reloj del Micalet fue Juan Bautista Carbonell, un profesional con tienda abierta en la Bajada de San Francisco, que vendía en su comercio un reloj despertador, con su apellido como marca, popularmente conocido como «Cudolet», del que quedan ejemplares en cientos de casas valencianas. Lo que el señor Carbonell no pudo evitar es que el Cabildo de la Catedral decidiera derribar el reloj del Micalet, en 1968, cuando desaparecieron también las Casas de los Canónigos adosadas a la Catedral misma. Ni la esfera ni la histórica maquinaria del reloj público fueron localizadas. Todo indica que fueron vendidas para chatarra.


Espacio interior

A partir de ese momento la degradación del edificio prosiguió, hasta el punto que el Consistorio tuvo que realizar a finales de 2013 una actuación de urgencia para apuntalar el inmueble, con un coste de 35.000 euros para limpiar la vegetación existente en la cubierta, colocar una barandilla de protección, retirar escombros de los balcones y apuntalar los forjados, entre otras actuaciones. Por fin, en 2017 el concurso para su rehabilitación se adjudicó a los arquitectos Mª Dolores Contell y Juan Miguel Martínez, en el cual además de rehabilitar el edificio se pretende construir dos nuevos módulos anexos a la estructura actual, con objeto de crear un nuevo conjunto para uso como espacio sociocultural. Durante las tareas de rehabilitación de la vivienda han salido a la luz el arranque del arco de piedra del pasadizo destinado a unir la casa con el Miguelete de modo que los relojeros pudieran moverse cómodamente. Se encontraba oculto en el interior de un armario; el proyecto se vio frustrado por la negativa de los dueños del edificio vecino a que la estructura de piedra del pasadizo se apoyara en su propiedad.

El edificio, cuyas obras ya han concluido, se convertirá en una nueva Oficina de Turismo del Ayuntamiento de València y en un Centro de recepción e interpretación de visitantes del Santo Cáliz de la Catedral, que además servirá para poner en marcha la Ruta del Santo Grial.

Fuentes:
Fotografías originales del autor, salvo mención

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