Las barracas de Panach
El paisaje en las proximidades de la Ronda Norte de Valencia, ya en el linde con Alboraia es un lugar denso en construcciones e infraestructura rurales, como la acequia de Vera, el Molino de Farinós y el cruce del mismo con la antigua Vía Xurra, hoy la vía verde que discurre hacia el norte de la Huerta. Un poco más al este, en el camino de Farinós, encontramos las barracas de Panach rodeadas de campos de huerta y algún arbolado adulto. El perfil de las barracas es visible desde la V-31 y también desde la rotonda de la Ronda Norte, por lo cual será un elemento muy presente en el paisaje de acceso norte a la ciudad. En los edificios colindantes encontramos algunos ejemplos de particular interés en torno al antiguo camino de Farinós. Edificios que se sitúan en primera línea visual desde los nuevos límites, cada vez más extensos de lo urbano. La valla de cierre es de construcción reciente y se limita a cerrar y acotar la propiedad, sin preocupación formal alguna.
Las barracas presentan la dualidad clásica en este tipo de edificios donde se desdobla una vivienda. En uno de los cuerpos se desarrolla la habitación y los espacios representativos, mientras que la paralela cobija los espacios de uso domésticos más relevantes, generalmente cocina, unidos a otros de uso económico o almacenamiento. La distancia entre ambas construcciones es de 6 palmos valencianos, medida estipulada en la época. El motivo de mantener esta separación entre cada barraca era el de permitir el paso de personas entre ellas, principalmente para el mantenimiento de la cubierta. Ambos edificios tienen las proporciones y forma típicas de estas construcciones tan escasas ya en la huerta y que poblaron abundantemente la misma hasta mediados del S. XX. Anchura, profundidad, proporción, inclinación de cubiertas, son propias de este tipo de construcciones. El sistema de huecos, sus formas, son características de estos edificios, incluso sus dimensiones, ubicación lateralizada, etc. Su techo ha sido modificado por unas planchas de materiales más recientes en vez de conservar el típico de paja.
En febrero de 2020, las dos Barracas de Caldera, antiguamente conocidas como Barracas de Panach, que están incluidas en el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos de Naturaleza Rural de València, han sido asaltadas por dos okupas, provocando graves destrozos en el tejado y las paredes. La propietaria ha alertado de ello a la Policía Local y ha puesto el asunto en manos de un abogado, que ha presentado una denuncia en el juzgado por estos hechos.
Estas barracas fueron declaradas además recientemente por la FAO Patrimonio Agrícola Mundial, junto con las alquerías, el paisaje, los caminos rurales y las acequias de L’Horta, así como el parque natural de L’Albufera. Se hallan comunicadas interiormente entre sí y estaban habitadas todo el tiempo por sus propietarios, un matrimonio, hasta hace unos años que, cuando falleció el marido, la mujer se fue a vivir a Benimaclet, pero se encargaba de limpiarlas y cuidarlas, por lo que se mantenían en buen estado de conservación. De hecho, las puertas estaban cerradas y los okupas, al parecer, accedieron a ellas haciendo primero un agujero y, posteriormente, rompiendo parte del tejado y derribando un trozo de pared. Finalmente, en abril de 2021 el ayuntamiento las ha declarado en estado de ruina inminente y ordena desalojar y rehabilitar el conjunto. Esperemos que no desaparezcan, como muchas otras que se han derrumbado en los últimos años sin que las figuras de protección hayan servido para nada.
Fuentes:
Fotografías originales del autor
Comentarios
Publicar un comentario